Salmo 24 (En liturgia el 23) - Himno Triunfal

Este salmo se compone de dos partes:
  • La primera es repetición del salmo 15: condiciones para entrar dignamente al templo.
  • La segunda son las aclamaciones que se hacían cuando se llevaba en solemne procesión el Arca de la Alianza (es pues un salmo muy antiguo, pues el Arca desapareció unos seis siglos antes de Jesucristo).

Es un salmo en forma dialogada; y ha sido muy estimado siempre por la liturgia.
Al empezar la solemne procesión un coro preguntaba:
"¿Quién puede subir al monte del Señor y estar en su santuario?"
Y un primer cantor respondía: "los que tienen manos inocentes y puro corazón".
Luego un segundo cantor añadía: "Los que no adoran ídolos ni dicen falsedades con su lengua".

La procesión marchaba solemnemente y al llegar a la puerta principal de la ciudadela o a la puerta del Templo se renovaba el diálogo entre dos coros. 
El primer coro cantaba: "levantaos puertas antiguas, va a entrar el Rey de la gloria". 
Y él segundo coro respondía: ¿Y quién es ese rey de la gloria?".

El primer coro empezaba a enumerar las "credenciales" de este Rey Celestial:
"Es el Gran Héroe de Israel".
"Es el que ha vencido en todas las guerras, . . abrid pues las puertas".
Pero el coro de dentro, para que se proclamen más todavía las glorias del Señor volvía a preguntar: "¿Y quién es ese Rey de la Gloria?"
y los de fuera cantaban con más fuerza:
"Es el Jefe Supremo, el General Indiscutido, el Rey Celestial".
Entonces las puertas se abrían y entraban todos cantando y alabando a Dios.

Los Santos Padres aplican este salmo a la llegada de Jesús al cielo el día de la Ascensión y a la llegada de Jesús a nuestra alma en la Santa Comunión.

Hay algo muy claro aquí: que para recibir al Señor es necesario tener "manos inocentes", libres de malas obras y "corazón puro", libre de malos deseos y de malos sentimientos. Quienes tengan esta "limpieza" de manos y de corazón, tendrán la bendición del Señor. "Dichosos los puros de corazón porque ellos verán a Dios" (Mt, 5).

SALMO 24 - (En liturgia 23) - EL REY DE LA GLORIA
De Yahveh es la tierra y cuanto hay en ella, el orbe y los que en él habitan; que él lo fundó sobre los mares, él lo asentó sobre los ríos.
¿Quién subirá al monte de Yahveh?, ¿quién podrá estar en su recinto santo?

El de manos limpias y puro corazón, el que a la vanidad no lleva su alma, ni con engaño jura.
El logrará la bendición de Yahveh, la justicia del Dios de su salvación.
Tal es la raza de los que le buscan, los que van tras tu rostro, oh Dios de Jacob. 

¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para que entre el rey de la gloria! 
¿Quién es ese rey de gloria? Yahveh, el fuerte, el valiente, Yahveh, valiente en la batalla.
¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para que entre el rey de la gloria!
¿Quién es ese rey de gloria? Yahveh Sebaot, él es el rey de gloria.

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