Lo mejor de Lucien Deiss


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Algunas recomendaciones
Todas las antífonas y todas las estrofas pueden cantarse al unísono, es decir, utilizando solamente la primera voz. Las antífonas corresponden a la Asamblea. Los versículos o estrofas se confiarán al Coro.
Las antífonas pueden repetirse después de cada estrofa o grupo de estrofas. Por ejemplo:
Coro Antífona.
Asamblea y Coro: repetición de antífona
Coro: Versículo o estrofa.
Asamblea: Antífona

Pero este modo de proceder no es obligatorio; se puede obrar libremente en la interpretación y en la alternancia de las estrofas y antífonas.

Es importante que el Coro no cante en polifonía hasta que la Asamblea pueda cantar con seguridad la voz que le corresponde. Un canto al unísono, simple pero bien cantado, será siempre preferible a una polifonía imprecisa y mediocre.
Estos cantos no están destinados de ninguna manera a sustituir el repertorio tradicional. Sería un grave error creer que la comunidad parroquial se puede renovar simplemente por cantar novedades. Es mucho más importante una formación y una educación seria del pueblo cristiano tanto en el plano litúrgico como en el bíblico.

Lo esencial es armonizar nuestra vida con la de Cristo, «el cantico del Padre» (San Agustín).
Ficha técnica de cada canto contenido en este CD
Un Solo Señor
Elementos de Catequesis: La antífona y las estrofas están tomadas de la Epístola a los Efesios 4, 4-6.

Música: La antífona y las estrofas, se cantarán en un movimiento bastante amplio. Con mucha agilidad rítmica.

Uso litúrgico: Pentecostés. Fiestas de la Iglesia y de la Unidad Cristiana. Bautismo.


Oh Luz gozosa
Elementos de Catequesis: La tarde del sábado, que es el comienzo de la vigilia dominical, los fieles de las primeras generaciones cristianas se reunían para una velada de oración, llamada «Lucernario» (Lychnikon, Eucharistía Lucernaris); se encendía una lámpara en recuerdo de Cristo resucitado - Esplendor de la Gloria del Padre (Heb. 1, 3) y Luz del mundo (Jn. 8, 12) -, y en espera de la Parusía o vuelta del Señor: a este antiguo Oficio está ligado el célebre Himno «Oh Luz gozosa» (siglo II).

Más tarde, la Eucharistía Lucernaris se enriqueció con la ceremonia de ofrenda del incienso, siguiendo un simbolismo sugerido por el salmo 141: "Que mi oración se eleve ante Ti como el incienso, mis manos, como la ofrenda de la tarde!"

La «Peregrinatio» de Eteria nos narra con vivos colores cómo se hacía esta ceremonia en Jerusalén, en la Iglesia de la Anástasis, hacia finales del siglo IV: se tomaba la luz del interior del Santo Sepulcro para encender de ella todas las lámparas, que derramaban por la Iglesia una luz infinita - fit lumen infinitum- mientras las voces innumerables de los niños - quorum voces infinitae sunt - respondían a la oración del celebrante.

Como testimonio de esta antigua ceremonia, tenemos en la Liturgia Latina los ritos de la Vigilia Pascual, con la bendición del fuego nuevo, del incienso, del Cirio pascual, y sobre todo, la «Laus Cerei», la alabanza a Cristo-Luz en el «Exultet». Y en la Liturgia Hispánica, la antífona «Lauda» (VPR) que inicia todas las Vísperas (ML 86), resto clarísimo de la celebración habitual de la Eucharistía Lucernaris en España.

Música: Movimiento sereno y apacible. Como antífona se puede tomar la primera estrofa, o simplemente la aclamación: «Santo y Feliz Jesucristo».

Uso litúrgico: Himno del Oficio de la tarde.


Como brotes de olivo
Elementos de Catequesis: La felicidad del justo está en temer al Señor y en caminar por sus sendas. Dios le bendice iluminando su soledad de hombre, con la riqueza del amor nupcial; más aún, le bendice enriqueciendo este amor con la fecundidad de la carne.

Como renuevos de olivo, sus hijos rodean su mesa; como llamas encendidas en la llama de su amor, irradian al mundo la imagen de Dios. Este misterio se realiza en plenitud en la Iglesia, Esposa de Cristo, Madre feliz de sus innumerables hijos.

Música: La antífona se ejecutará en un movimiento alegre y bastante vivo; respetar el ritmo, para poner de relieve, con suavidad y precisión, los acentos del texto.

Uso litúrgico: Como el misterio sacramental de la unión del hombre y la mujer participa del Misterio de Cristo y su Iglesia, este salmo tiene su papel, no sólo en la Misa Nupcial, sino también en las fiestas de la Iglesia y en las celebraciones eucarísticas (canto de comunión).


Ciudadanos del Cielo
Elementos de Catequesis: Las estrofas de este canto están tomadas de la carta a los Hebreos, 12, 22-24. Después de haber mostrado la «nube de testigos» del Antiguo Testamento que recibieron la herencia de Cristo por la fe, el autor invita a los fieles de la Nueva Alianza a continuar esta peregrinación de la fe, a acercarse a: «la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, a la Nueva Jerusalén, a las miríadas de ángeles, a la Fiesta universal, al Dios que juzga al universo, a Jesús, Mediador de la Nueva Alianza...»

Este canto debería ser el canto por excelencia de la peregrinación del cristiano en marcha hacia la celebración eterna del Padre.

La antífona, inspirada en la Epístola a los Efesios 2, 18-19, insiste sobre el carácter único de esta marcha hacia Dios: somos peregrinos del Cielo, a la vez que habitamos ya en la casa de Dios.

Esta es la paradoja cristiana, hecha de llamadas y de silencio, de luz y de tinieblas; de gracia y de pecado; todas las realidades cristianas son germen, primicias, arras, y la posesión incoada de Dios que no se nos da más que para avivar nuestro deseo de la posesión total.

Música: Antífona: ritmo gozoso y vivo, pero sin precipitaciones. Las estrofas se cantarán al estilo de una cantinela gregoriana.

Uso litúrgico: Pentecostés. Ciclo de Adviento. Fiestas de la Iglesia. Todos los Santos. Peregrinaciones.


Gloria, honor a Tí
Elementos de Catequesis: Las estrofas de este canto han sido extraídas de la 1ra Carta a Timoteo, 3, 16, redactada hacia el año 65.

Se trata de un Himno litúrgico, que ha podido servir de Credo a la Comunidad primitiva. Pablo habla de él, como del «Misterio de la Piedad» (3, 15), es decir del Evangelio. El considera aquí este Evangelio no como una verdad abstracta e impersonal, sino como una persona viviente, la de Jesucristo, que se ha manifestado en la carne, cuyo misterio ha irradiado al mundo, y que ha sido exaltado en la Gloria.

Música: Movimiento: andante

Uso litúrgico: Doxología para todos los tiempos. Profesión de fe (credo). Liturgia Bautismal. Ciclo de Navidad. Aclamación a Cristo, que puede ser utilizada, ya en las celebraciones de la Palabra de Dios, ya en la Misa como canto de procesión de Ofertorio, mientras se lleva al altar el pan y el vino para la celebración de la Eucaristía.

Alabad, siervos de Dios
Elementos de Catequesis: Salmo 113 (V. 112). Este salmo abre el Hallel (grupo de los salmos 113-118) que Cristo cantó con sus Apóstoles en la Ultima Cena (Mt. 26, 30; Mc. 14, 26). Como comienza y termina con «Alleluia» se ha conservado esta gozosa aclamación como antífona para cada versículo. (Alleluia significa: Alabad a Yah, es decir, Alabad a Dios).

El salmo se divide en dos partes: la alabanza de Dios y el tema de los pobres de Yahvé; su estructura anuncia así las ideas esenciales que la Virgen recogerá en el Magnificat. Cristo celebra al Padre, Dios de Gloria y de Piedad.

Música: Movimiento vivo. Unidad rítmica: 3 corcheas. Es preferible confiar las estrofas a un solista o a un pequeño grupo, al cual responderá todo el coro. La armonización de los Alleluia se encuentra al final del salmo. Si la última nota de los tenores (sol) resultara demasiado alta, se podrá cantar mi en su lugar. En ese caso el contralto deberá usar sol en lugar de si.

Uso litúrgico: Vísperas del Domingo, con antífona: Que el nombre del Señor sea bendito por los siglos. Fiestas de Nuestro Señor y de los Apóstoles. Vísperas de la Virgen.


Alleluía! Amén!
Elementos de Catequesis: Salmo 117 (V. 116). Es el más corto de todos los salmos, pero su doctrina universalista lo abre a las dimensiones de la humanidad. El autor invita a todas las naciones a unir sus voces en un inmenso canto de Pentecostés (vers. 1), para celebrar al Señor lleno de Misericordia y de Fidelidad (vers. 2). Este último versículo nos lleva a una de las más antiguas revelaciones del Nombre de Dios.

Moisés dijo a Yahvé: «Concédeme la gracia de contemplar tu Gloria»! Yahvé le respondió: «Yo hare pasar ante tí toda mi Bondad, y pronunciaré ante ti el Nombre de Yahvé».., Y pasó ante Moises diciendo: «Yahvé, Yahvé, Dios de entrañas de misericordia y de compasión, paciente, rico en gracias y en fidelidad, que guarda su favor por millares de generaciones...» (Ex. 33, 18-19; 34, 6-7).

La antífona dice simplemente: «Alleluia! Amén!» que significa: Alabad a Dios, el Fiel.
El Apocalipsis (19, 1-5) nos presenta la Liturgia celeste realizando la profecía del Salmo 117: «Y oí en el cielo como la gran voz de una inmensa muchedumbre que decía: «Alleluia! Victoria, gloria y poder a nuestro Dios... Amén! Alleluia!». Y del Trono salió una voz que decía: «Alabad a nuestro Dios, vosotros todos sus siervos, vosotros todos los que le teméis, grandes y pequeños!».

Uso litúrgico: La Liturgia utiliza este salmo en la mayor parte de las fiestas de Nuestro Señor y de los Santos. Notemos que Cristo lo cantó en la Ultima Cena, y que forma parte de la acción de gracias de después de las comidas. Se podrá, pues, utilizar como canto de acción de gracias en las ocasiones más diversas.

A causa de su doctrina universalista, se podrá cantar igualmente en las Fiestas de las Misiones. Durante el tiempo de Septuagésima y de Cuaresma, se sustituirá el «Alleluia» por «Gloria a Ti, Señor!».


Marana tha
Elementos de Catequesis.
La antífona está tomada de la primera carta a los Corintios, 16, 22 «Marana tha» es un texto arameo que significa: «Señor, Ven». Esta fórmula, que expresa la esperanza de los primeros cristianos en la venida cercana de Cristo Jesús, había pasado a la lengua litúrgica como testifica el texto de San Pablo en su primera carta a los Corintios. Se puede leer también: «Maran-atha» en el sentido: «el Señor viene». Las estrofas están tomadas del final del Apocalipsis 22, 16 20.
Música.
La antífona se cantará en un movimiento amplio, pero sin lentitud . Las estrofas, serán
ejecutadas con un ritmo muy ágil, sin romper el dibujo melódico.
Uso litúrgico.
Ciclo de Adviento. Misterios de Cristo.
 
 
Los rosales en flor
Elementos de Catequesis: Este canto está inspirado en el primer Responsorio del Oficio de la Asunción «Vidi speciosam». El texto del Responsorio mismo está tomado de diferentes pasajes de la Escritura, utilizada en sentido acomodaticio.

La antífona «Los rosales en flor» sigue la Vulgata: «Et sicut dies verni circundabant eam flores rosarum et lilium convallium» (Ecclo. 50, 8; en el texto original, la imagen está aplicada al Sumo Sacerdote Simón, hijo de Onías).

Las estrofas se inspiran en el Oficio de la Virgen y sus imágenes están tomadas del Cantar de los Cantares. María, Santa e Inmaculada, glorificada en el cielo cerca de Cristo, es el arquetipo de la Iglesia resucitada; en la Virgen de la Asunción, la Iglesia realiza ya la culminación de su propio Misterio; su presencia al lado del Señor, en la santidad y en el amor.

Música: La antífona se ejecutará en un movimiento bastante vivo. Subrayar con precisión y delicadeza los tiempos fuertes. En las estrofas, retardar el movimiento para preparar la cadencia final.

Uso litúrgico: Responsorio del Oficio de la Asunción. No será necesario, no obstante, aguardar al 15 de agosto para recordar que María no cesa de reinar en el cielo al lado de Jesús. Este texto ha inspirado igualmente el II Responsorio de los Maitines de la Visitación.


Ven, Salvador
Elementos de Catequesis: Las estrofas están inspiradas en las antífonas del Magnificat para el tiempo de Adviento (las grandes antífonas de la O). Se refieren a los siguientes textos de la Sagrada Escritura.
  • Estrofa 1ra. Ez. 34, 1 ss; Jn. 10, 1 ss. Dt. 9, 29.
  • Estrofa 2da: Eccle. 24, 3; Heb. 1, 1-2; in. 14, 6.
  • Estrofa 3ra: Apoc. 22, 16; Is. 11, 10.
  • Estrofa 4ta: Apoc. 3, 7; Is. 22, 22; 9, 1. 5-6; 42, 7.
  • Estrofa 5ta: Lc. 1, 78-79; Heb. 1, 3; Mal. 4, 2.
  • Estrofa 6ta: Jer. 10, 7; I Pet. 2, 4-6; Ef. 2, 20. 14.
  • Estrofa 7ma: Is. 7, 14; Mt. 1, 23; Act. 4, 12.
Música: Las estrofas se ejecutarán como un recitado muy ágil; es preferible que las recite un solista o un pequeño grupo.

Uso litúrgico: Oración para el tiempo de Adviento. Si se quiere, se pueden cantar las estrofas de la manera siguiente: el solista o un pequeño grupo, canta la estrofa entera.
La asamblea repite la última frase de esta estrofa: Ven, Señor! Ven, Salvador!.
La schola canta en seguida la antífona.

Esta oración podrá ser utilizada especialmente en las celebraciones del Tiempo de Adviento. En ese caso, se podrá leer antes de cada estrofa el pasaje - o los pasajes - de la Escritura de donde está sacado el texto de la estrofa. Se canta enseguida la estrofa y la antífona, y se termina con un momento de silencio y de meditación.

La oración-colecta que concluye este canto es la del primer domingo de Adviento. Pueden utilizarse también las de los otros domingos de este Ciclo Litúrgico, y especialmente las de las ferias de Témporas de Adviento.


Entre tus manos
Elementos de Catequesis: «Vuestro canto será como la noche de fiesta en que reina la alegría. Como aquel que camina al son de la flauta, con timbales y cítaras, y arpas para ir al Monte del Señor, junto a la Roca de Israel!» (Is. 30, 29. 32 b).

De noche, como de día, el fiel canta al Señor. Hijo de la Luz, no teme las tinieblas de la noche, sino simplemente las del pecado: «Hermanos, sed sobrios y vigilantes, porque vuestro adversario el Diablo, ronda, como león rugiente, buscando a quien devorar. Resistidle, permaneced firmes en la Fe ..» (1 Pet. 5, 8).

El cristiano espera el «Día del Señor», su vida es una velada de armas! En su lucha, su valor es sostenido por la fuerza misma de Dios, en quien se refugia: «Tú eres mi seguridad, Señor, entre tus manos encomiendo mi espíritu...» (Salmo 31, 5-6). El grito de victoria de Cristo al dormirse en la Cruz, es también el del fiel cuando entrega su alma al Señor en el abandono del amor.

Música: Antífona: Dar a las estrofas un aire gracioso y ágil.

Uso litúrgico: Recitado posiblemente, en otro tiempo, en la ceremonia nocturna que inauguraba la Fiesta de los Tabernáculos, este salmo clausurará con acierto toda oración de la tarde. En el Breviario Romano, se canta en Completas los días de fiesta.

Pueblo de Reyes
Elementos de Catequesis: Antífona inspirada en la 1 Carta de Pedro 2, 9. Cfr. Ex. 19, 6.
Estrofas: recogen los diferentes títulos mesiánicos y reales que la Escritura aplica a Cristo:

1ra) Hijo amado del Padre: Is. 42, 1; Mt. 3, 17; 1, 5
Verbo de Díos: Jn. 1, 1 ss.
Hijo de la Virgen María: Lc. 1, 31-33
Nuestro Salvador: Mt. 1, 21

2da) Esplendor de la gloria: Heb. 1, 3
Estrella de la mañana: Apoc. 22, 16
Luz del mundo: Jn. 8, 12
Antorcha de la nueva Jerusalén: Apoc. 21, 23

3ra) Hijo de Abraham y de David: Mt. 1,1
Mesías esperado por los pobres: Lc. 4, 16-21
Rey de humilde corazón: Mt. 11, 29; in. 12, 12-16

4ta) Mediador entre Dios y los hombres: I Tim. 2, 5
Ruta viviente: Heb. 10, 20
Camino del cielo: Jn. 14, 6
Sacerdote: Heb. 5, 1-10
Nuestra paz: Col. 1, 20

5ta) Cordero de la Pascua eterna: Apoc. 5, 6-14
Víctima que borra nuestros pecados: Is. 53, 5-8; in. 1, 29
Templo de la Nueva Alianza: Jn. 2, 18-22;Apoc. 21, 22
Piedra angular: Ef. 2, 20; I. Petr. 2, 4-6
Roca de Israel: Salmo 18, 32; I Cor. 10, 4

6ta) Pastor: Jn. 10, 1-18
Manantial de la gracia: Jn. 19, 34; Apoc. 22, 1
Fuente de agua viva: Jn. 4, 1 ss; 7, 37-39

7ma) Viña: Jn. 15, 1 ss.
Maná verdadero, Pan de vida: Jn. 6, 32 ss.

8va) Imagen del Dios invisible: Col. 1, 15
Rey de justicia y de paz: Zac. 9, 9-10
Primicias de los que duermen: I Cor. 15,20
Viviente, Principio y Fin: Apoc. 1, 17

9na) Exaltado en la gloria: 1 Tim. 3, 16
Juez del Universo: Mt. 24, 29-31

Música: Antífona: Movimiento bastante amplío

Estrofas: Ritmo muy ágil. Adaptar la música al ritmo verbal de cada estrofa.

Uso litúrgico: Celebración de Cristo y del misterio de la Iglesia. Doxología para todos los tiempos.


Bajo tu amparo
Elementos de Catequesis: «Bajo tu amparo» (Sub tuum praesidium) es una de las oraciones marianas más antiguas. Estudios más recientes muestran que es posterior al principio del siglo IV.

La citarnos aquí en su forma más primitiva, tal como fue descubierta en un papiro griego. El principal interés del texto reside en la apelación de Theotokos, Madre de Dios, título que el Concilio de Efeso definiría el año 431. María es Madre de Jesús, Madre de Dios: esta es toda su historia: Madre de Jesús.

Ella es también Madre de todos los redimidos por su Hijo. La presente versión restituye el sentido original del texto, que la versión latina transmitía con un contrasentido: libera nos semper, virgo gloriosa et benedicta - líbranos siempre, Virgen gloriosa y bendita -. En realidad hay que leer junto «semper-virgo» para dar su sentido exacto al griego «aei parthenos», siempre Virgen, título tradicional en la patrística griega y oriental.

Música: Al componer este canto se ha pretendido que la música sea sencilla. El volver en cada frase a los mismos grados de la quinta, ayuda a crear un clima de gran interioridad y de oración.

Uso litúrgico: Fiestas de Nuestra Señora. Oración de la noche.

Nuestra Pascua
Elementos de Catequesis: La antífona está inspirada en la 1.° Carta a los Corintios 5,7.

La Liturgia utiliza este texto como antífona de Comunión en la Misa del día de Pascua. La Pascua de los judíos se transforma para los cristianos en una Pascua Nueva: Nuestra Pascua, Cristo, ha sido inmolada.

Las estrofas están tomadas de los siguientes textos de la Escritura:
  • 1ra: La Pascua, Fiesta de Cristo Luz, e iluminación bautismal: Ef. 5, 14.
  • 2da: La Pascua inaugura los últimos tiempos en que la Creación entera será renovada: Apoc. 21, 1.5.
  • 3ra: La Pascua del Señor vence a la Muerte, y a su aguijón que es el pecado: Jn. 12, 31, I Cor. 15, 55-57.
  • 4ta: «Si no renacéis del agua y del Espíritu...» (Jn. 3, 5). «Para todo el que renace, el agua del Bautismo es como un seno virginal» (S. León Magno, Sermón 24, 3). «Y es la Iglesia quien, Virgen y Madre al mismo tiempo, da a luz en estas aguas a los hijos que ha concebido bajo el Soplo de Dios» (Sixto III, Letrán).
  • 5ta: La Pascua de Cristo sella una Alianza Nueva. El Bautismo nos comunica esta «Novedad» - eterna en el plan de Dios - revistiéndonos del traje nupcial (Mt. 22, 11; Apoc. 7, 14) que es Cristo mismo: 2 Cor. 5, 17; Gal 3, 27.
  • 6ta: El Bautismo nos da acceso al Banquete de las Bodas de Cristo con su Iglesia, bajo velos en la Eucaristía (Mt. 26, 26-29), abiertamente en el Cielo (Apoc. 19, 6-9).
  • 7ma: La alegría pascual es fruto del dolor de la Cruz: Jn. 16, 20-22.

Música: La música se inspira en una antigua melodía del S. XII. Un movimiento vivo y firme le dará toda su brillantez.

Uso litúrgico: Fiestas pascuales.


Sí, me levantaré
Elementos de Catequesis: La antífona recoge las palabras del hijo pródigo: «Me levantaré, iré a mi Padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti» (Lc. 15, 18).

Las estrofas están tomadas de diferentes partes penitenciales de la Escritura:
  • 1ra Salmo 25, 1
  • 2da Salmo 25, 17-18
  • 3ra Salmo 27, 7-8
  • 4ta Salmo 28, 1
  • 5ta Salmo 40, 12
  • 6ta Salmo 41, 5
  • 7ma Salmo 51, 3
  • 8va Salmo 69, 6
  • 9na Salmo 130, 6
  • 10ma Salmo 90, 13
  • 11va Salmo 51, 17. 14
  • 12va Salmo 32, 1
  • 13va Salmo 27, 10
  • 14va Salmo 64, 11
  • 15va Salmo 30, 13
Como la mayor parte de los salmos penitenciales, esta oración termina con una acción de gracias. Se tendrá sumo cuidado en guardar esta orientación de la penitencia cristiana en la elección de las estrofas que se hayan de cantar en cada ocasión.

Gran aclamación Eucarística
Elementos de Catequesis: Este texto es la oración eucarística más antigua conocida en nuestros días. Se trata esencialmente de un canto de alabanza y bendición, como los que se encuentran en el Antiguo Testamento y en la Liturgia judía, en los cuales el Pueblo elegido celebraba las maravillas de la salvación que Dos había realizado por él. Situada en la perspectiva religiosa del Nuevo Testamento, esta oración anuncia la acción de gracias por excelencia, que es la Celebración Eucarística.

Esta acción de gracias se realiza esencialmente por Jesús, el Hijo amado del Padre: si el Señor es el «Sí» en el cual el Padre realiza todas sus promesas, es también la acción de gracias, el «Amén» que nosotros decimos a su Gloria (II Cor.1, 20).

Notemos en qué clima teológico tan sólido se sitúan los temas desarrollados: se glorifica al Padre por la vida divina que ha hecho brotar en nuestros corazones, por el conocimiento de la inmortalidad que nos ha revelado, por la Iglesia a la que su amor hace perfecta.

La expresión misteriosa «santa Viña de David», designa, en el estilo profético, el conjunto del plan de la salvación, especialmente la instauración de la Nueva Alianza, sellada en el desgarramiento de la Cruz y la gloria de la Resurrección.

«Marana tha» es una expresión aramea que había pasado a la terminología litúrgica y que significa «Señor, ven!» (I Cor. 16, 22; ver Apoc. 22, 20). Se puede leer también: «Maran atha», en el sentido de: «El Señor viene».

Esta admirable oración está tomada de la Didaché. Este escrito tiene su origen, sin duda, en las comunidades de Antioquía y de Siria, que escriben para las comunidades cristianas procedentes del paganismo. La redacción definitiva de la Didaché, ha aparecido entre los años 100 y 150.

Ciertos pasajes pueden remontarse incluso a los años 50-70 y, por lo tanto, ser contemporáneos del Corpus paulino y de la redacción de los Evangelios. Tal parece ser precisamente el caso de esta oración eucarística.

Música: A las estrofas, cantadas por el solista, responderá toda la asamblea. Declamar bien las estrofas, fijándose únicamente en los acentos del texto.

Uso litúrgico: Acción de gracias. Canto Eucarístico. Oración por la unidad.


Cántico de los tres jóvenes
Elementos de Catequesis: Cántico de las criaturas (Dan. 3, 57-88). Se puede situar este cántico en el contexto de Daniel 3: «Liberación maravillosa que Dios ha concedido a sus tres siervos Ananías, Misael y Azarías, quienes se habían negado a adorar la estatua erigida por Nabucodonosor».

Música: Movimiento vivo y gozoso. Guardar bien el ritmo, no sólo en cada estrofa, sino también en la alternancia de ésta con la antífona. Las estrofas serán cantadas por un solista o por un grupo reducido de cantores, al cual responderán todo el coro y la asamblea. Es imprescindible la alternancia, Ya entre el solista - o los solistas - y el coro, ya entre el coro y toda la asamblea.

Uso litúrgico: Canto de acción de gracias.


Oh Señor, envía tu Espíritu
Elementos de Catequesis: Texto: Salmo 104 (V 103). Himno de alabanza al Creador.
«Al principio, creó Dios el cielo y la tierra...» (Gen. 1). Este preludio solemne y grandioso de la historia del mundo ha sido recogido por el salmista en un estilo lleno de simplicidad y de poesía.

Todo viene de Yahvé, todo depende de Él, que puso los fundamentos de la tierra «entre el alegre concierto de las estrellas de la mañana» (Job. 38, 7). Pero esta alegría inmensa de las estrellas es muda; la Creación material necesita de la voz de Cristo para subir al Padre en himnos de amor dignos de Él.

«En el principio existía el Verbo, El estaba al principio con Dios, todo fue hecho por El, y sin El no se hizo nada» (Jn. 1, 1-3).

Y lo mismo que el Espíritu de Yahvé planeaba sobre el caos original, así el Espíritu de Jesús renueva la faz de la tierra y transforma los gemidos de la Creación cautiva en aclamaciones triunfantes (Rom. 8, 22-27).

Música: Antífona: Movimiento bastante amplio. Los acordes sobre «que renueve la faz de la tierra» destacarlos con brillantez. La estrofa se cantará en un ritmo ágil y libre, al estilo de una cantilena gregoriana.

Uso litúrgico: Fiestas de Pentecostés y Espíritu Santo. Eucaristía. Acción de gracias.


Acuérdate de Jesucristo
Elementos de Catequesis: La antífona y la primera estrofa se inspiran en la II Carta a Timoteo, 2, 8-11. El Cristo crucificado que Pablo decía haber impreso ante los ojos de los Gálatas (Gal. 3, 1), el Cristo que ha resucitado de entre los muertos, ocupa el centro de la predicación del Apóstol.

Ésta verdad no es para él simplemente de orden intelectual. Es más bien una realidad que Pablo ha vívido, en primer lugar, en el camino de Damasco, donde encontró por primera vez al Señor Resucitado en el esplendor de su gloria, y luego a lo largo de todo su ministerio apostólico. Es por eso por lo que él no cesa de afirmar que Cristo continúa viviendo en nuestras almas, y que nuestras alegrías y nuestras penas, nuestra esperanza y nuestro amor; en una palabra, nuestra vida entera, es «en Cristo». Es por eso, por lo que, en el atardecer de su vida, en su última carta escrita hacia el año 67, Pablo resumirá todo su mensaje a su discípulo Timoteo, en estas sublimes palabras: «Acuérdate de Jesucristo resucitado de entre los muertos...»

Música: Se podrá cantar la antífona después de cada estrofa, o después de cada dos. Las estrofas
podrán ser ejecutadas tal como están presentadas, o bien, de la manera siguiente: el coro o el solista canta: «Si con El morimos, viviremos con El». Toda la asamblea repite luego este último miembro de la frase: «Viviremos con El», y empalma en seguida con la antífona: «Acuérdate de Jesucristo».

Uso litúrgico: Ciclo Pascual. Oración para todos los tiempos.


Quiero cantar
Elementos de Catequesis: Texto: Salmo 57 (V 56), 8-12. El gozo es un fruto del Espíriru Santo, y una nota característica del Reino de Dios. Resucitados con Cristo (Col. 2, 12), los bautizados estamos llenos de una alegría pascual que nos desborda; ella nos impulsa a cantar a nuestro Dios, que ha obrado maravillas en nosotros. «La alegría del Señor es nuestra fortaleza» (Neh, 9, 5).

Música: Movimiento vivo y alerta. Respetar bien el ritmo.

Utilización: Invitatorio a la oración. Oración de la mañana. Salmo para cantar nuestra alegría al Señor.


Hija de Sión
Elementos de Catequesis: La antífona de este canto está tomada de Sofonías, 3, 14-17. Afirma la presencia del Dios Salvador en medio de la «Hija de Sión», es decir, la Iglesia del Antiguo Testamento. Sabemos que esta profecía sirvió de base al mensaje del Angel a María en la Anunciación.

Sof. 3, 14. 17
Alégrate, Hija de Sión!
Yahvé está en medio de tí.
No temas, Sión,
Yahvé está en tus entrañas
como valiente Salvador.
Lc. 1, 28 35
Alégrate, llena de gracia!
El Señor está contigo.
No temas, María.
Concebirás en tu seno
Jesús (= Salvador).

Nunca admiraremos bastante lo que Clemente de Alejandría llama «la sinfonía eclesial de los dos coros del Antiguo y del Nuevo Testamento» que alcanza aquí una de sus cumbres más extraordinarias: el mensaje del Ángel está vertido, palabra por palabra, en la profecía de Sofonías; nos muestra en la Virgen de la Anunciación a la Hija de Sión, figura de la Iglesia, a quien Dios renueva por su amor.

«Con María, la Hija de Sión por excelencia, después de la larga espera de la promesa, se cumplen los tiempos y se instaura la economía nueva, cuando el Hijo de Dios tomó de ella la naturaleza humana para librar al hombre del pecado por los misterios de su Encarnación» (Vaticano II, Constitución sobre la Iglesia, 55).

Los versículos de este canto están tomados del capítulo 60 del libro de Isaías. Este poema anuncia la resurrección deslumbrante de la nueva Jerusalén, sobre la que reposa ahora la gloria del Señor y que atrae a ella todos los pueblos al esplendor de su belleza. Esta profecía se cumplió en la Encarnación de Jesús: "El Verbo se ha hecho carne, ha alzado su tienda en medio de nosotros, y hemos visto su gloria"(Juan, 1, 14).

Música: La antífona se ejecutará en un movimiento vivo y gozoso. Los versículos serán tratados a la manera de un recitativo.

Uso litúrgico: Fiestas de Nuestra Señora y fiestas de la Iglesia. Ciclo de Navidad. Epifanía (epístola y gradual).


En la paz de Cristo
Elementos de Catequesis: Canto de acción de gracias.
  • El versículo 1ro da gracias a Dios por el don de Cristo en el misterio de su Palabra.
  • El versículo 2do da gracias a Dios por el don de Cristo en el misterio de la Eucaristía. Se reconoce en «la liturgia de la Palabra y la liturgia eucarística las dos partes de que consta la Misa» (Vaticano II, Constitución de liturgia, n.° 56).
  • El versículo 3ro subraya el aspecto misionero de la celebración eucarística: el Cristo recibido en la Misa debe ser dado después al mundo.
Música: Movimiento sereno y apacible.

Uso litúrgico: Canto de acción de gracias antes de la bendición final.
 
 
Dios reina
Elementos de Catequesis: El texto se inspira en un himno extraído del Carmen Paschale (hacia 431), de Sedulius. Apoyándose en el Salmo 118, 22-24, celebra la victoria de Jesús, victoria que establece su realeza sobre el mundo y que es fuente de alegría universal.

El versículo 3, hace alusión a Cristo «piedra rechazada por los constructores y convertida en piedra angular» (Salmo 118, 22). Los versículos 5 y 6 celebran el misterio de la Eucaristía.

Música: Movimiento alegre y bien ritmado. Conservar la medida 6/8 en el encadenamiento de los versículos con el estribillo ALLELUIA. Retardar el movimiento sobre: «Gloria a tí, Señor». Se podrá confiar a la asamblea el estribillo entero, o bien únicamente la aclamación final: «Gloria a tí, Señor!».

Uso litúrgico: Fiesta de la Pascua. Tiempo pascual. Ascensión.
 
 
Canto de Paz - Salmo 131 (V. 130)
Elementos de Catequesis: Este pequeño salmo es una de las más perfectas expresiones de la oración de los «pobres de Yahvé» del Antiguo Testamento, aquellos que el Señor proclamará felices en el Sermón de la Montaña: Felices los pobres en el espíritu

La actitud del salmista es: porque de ellos es el Reino de los Cielos (Mt. 5, 3).
- un rechazar el orgullo
- un abandono en Dios y en su paz
- una oración por Israel, es decir, por la comunidad toda entera.

El mejor comentario de la imagen del niño que reposa sobre su madre se lee en el libro de Isaías:
«Alégrate, Jerusalén, llenáos de alegría, vosotros, todos los que la amáis!. Voy a derramar sobre ella la paz como un río y como un torrente que desborda, la Gloria de las naciones!. Seréis amamantados, llevados sobre el seno, y acariciados sobre las rodillas. Como un hombre a quien su madre consuela así yo os consolaré! Al ver esto, vuestro corazón se alegrará!» (ls. 66, 10-12. 14).

Música: Movimiento sereno y apacible. Versículos: cuidar la justeza del si natural en la subida, y del si bemol en la bajada.

Uso litúrgico: Oración de confianza para todos los tiempos. Oración de la tarde. Oración a Nuestra Señora.

  
Vuestro canto hoy
Elementos de Catequesis: La antífona recoge el texto de Isaías 30, 29-31. Celebra la peregrinación que, cada año, al son de timbales, de cítaras y flautas, conducía a Israel «al monte del Señor», es decir, a Jerusalén, por la fiesta de la Pascua.

El texto - que tiene más de veintisiete siglos de existencia - ha conservado una extraordinaria juventud, la juventud y el vigor de la Palabra de Dios. Se adivina la gozosa algazara de los peregrinos, el entusiasmo colectivo de un pueblo en marcha hacia su Dios, las risas y las canciones de las «Subidas» ritmadas por los timbales.

La Pascua Nueva que Cristo realizó en el desgarramiento de la cruz y la gloria de la Resurrección reemplaza ahora a la Pascua antigua; pero la alegría de los rescatados de Cristo no debe ser menor que la de los peregrinos del Antiguo Testamento.

Los versículos están tomados del Himno de Asterius de Amasea «Oh noche más clara que el día», y del «Exultet».

Música: Antífona: Movimiento vivo, destacando bien el ritmo. Versículos: Movimiento más amplio.

Uso litúrgico: Noche de Pascua. Ciclo pascual. Celebración del Domingo.
  

La Nueva Alianza
Elementos de Catequesis: La Antigua Alianza es aquella que Dios selló con su Pueblo en el Sinaí. El se reveló allí como «Dios de entrañas de misericordia y de piedad, lento a la ira, rico en gracias y en fidelidad, que guarda su favor a millares» (Ex. 34, 6-7). El dio a su pueblo la Ley grabada sobre tablas de piedra.

La Nueva Alianza es aquella que anuncia el profeta Jeremías, 31, 31-34: Dios graba su amor y su Ley en el corazón de cada uno de sus fieles, y se revela, para cada uno, como Dios personal e íntimo. Esta Alianza Nueva se realiza en Jesucristo (Hebreos 8, 8-12), no simplemente en el sentido de que Jesús selló una nueva alianza con la humanidad, sino en el sentido de que El representa en su propia persona el amor y la fidelidad del Dios del Antiguo y del Nuevo Testamento.

Esta alianza es renovada misteriosamente en cada celebración de la Eucaristía, donde el sacerdote, en nombre de la comunidad, vuelve a decir la palabra del Señor: «Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, derramada por la multitud en remisión de los pecados» (Mt. 26, 28).

El texto de la antífona está tomado de Ezequiel, 36, 26. Para que podamos participar plenamente en esta Nueva Alianza, es necesario que Dios mismo renueve nuestro corazón y nuestro espíritu por el Espíritu de Jesús.

Música: Movimiento sereno y apacible.

Uso litúrgico: Ciclo de Pentecostés. Bautismo. Cuaresma.

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