En esta bellísima composición poética encontramos el Código moral de quien aspira a vivir en buenas relaciones con Dios. Es como una lista de condiciones que el sacerdote recitaba en la puerta del templo cuando un peregrino le preguntaba cuáles eran las cualidades requeridas para entrar dignamente en la Casa de Dios.
El que es irreprochable y actúa con justicia, el que dice la verdad de corazón y no forja calumnias;
el que no daña a su hermano ni al prójimo molesta con agravios;
el que menosprecia al criminal, pero honra a los que temen al Señor;
y si bien al jurar se perjudicó, no se retracta de lo que ha dicho;
el que no presta dinero a interés ni acepta sobornos para perjudicar al inocente.
Quien obra así jamás vacilará.
La recitación del Salmo servía a los israelitas que subían a Jerusalem para saber si eran o no dignos de entrar en el Templo Santo. Se recitaba en dos partes:
- Un solista preguntaba: "¿Señor quién puede residir en tu templo?" y el coro respondía el resto del salmo.
- El solista concluía: "El que así obra nunca fallará".
Las condiciones son sencillas:
- No hablar mal de los demás.
- Respetar mucho a los que honran a Dios.
- No tener amistad con los impíos que no creen.
- Ser fiel a las promesas hechas.
- No prestar a usura.
- Ser justo en los juicios.
Es lo que los profetas siempre recomendaron. Jesús añadió luego un punto más: "Examinar si tu hermano tiene algo en contra tuya. Si así es, deja tu ofrenda sobre el altar y vas y haces la paz con tu hermano y luego sí vienes a presentar tu ofrenda" (Mateo 5, 23).
Estas condiciones las deberíamos repasar de vez en cuando para acercarnos más dignamente al altar del Señor. Que la recitación de este salmo nos sirva de examen de conciencia.
SALMO 15 (En Liturgia 14)
Señor, ¿quién entrará bajo tu tienda y habitará en tu montaña santa?.El que es irreprochable y actúa con justicia, el que dice la verdad de corazón y no forja calumnias;
el que no daña a su hermano ni al prójimo molesta con agravios;
el que menosprecia al criminal, pero honra a los que temen al Señor;
y si bien al jurar se perjudicó, no se retracta de lo que ha dicho;
el que no presta dinero a interés ni acepta sobornos para perjudicar al inocente.
Quien obra así jamás vacilará.
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