Solemnidad de San José, Esposo de la Virgen Maria (19 de Marzo) - Comentario, Sugerencias y Repertorio Sugerido

En las conferencias espirituales ha sido un lugar común asociar al nombre de San José el recuerdo de Teresa de Avila. Mencionemos alguna palabra del Libro de la Vida: "No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer... Querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios; no he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios, que no la vea más aprovechada en la virtud porque aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan. Paréceme que ha algunos años que cada año en su día le pido una cosa, y siempre la veo cumplida: si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío" (cap. 6, nn. 6.7).

Para la santa el glorioso San José es, ante todo, un guía de oración y discernimiento en las cosas de Dios: "en especial personas de oración siempre le habían de ser aficionadas... Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso santo por maestro, y no errará en el camino" (ib 8).

Este tipo de devoción familiar con San José ha servido a muchas almas, y sin duda que es válido, pues apela a datos evangélicos, de los cuales, por una asimilación total de la fe, es posible deducir ese "intimismo" espiritual en nuestras relaciones con los seres divinos.
Sin destruir en modo alguno esta mística en torno a San José, quisiéramos centrar las perspectivas tomando como guía la presentación litúrgica, densa de contenido dogmático.

San José, esposo de la Virgen María, es el hermoso título de la fiesta. Nos advierten los historiadores de la liturgia que el culto a San José nació en el clima de la piedad tierna de la Edad Media en torno al Niño Jesús y a la Virgen María.
La fiesta litúrgica data del siglo XV. Este hecho nos advierte que en la estructura litúrgica es más importante la celebración de San Pedro que la celebración de San José, no que San Pedro sea más importante que San José.

Intentemos, pues, acertar con lo que puede ser el genuino enfoque de la solemnidad de San José:

Línea mayor de esta celebración: San José en la historia de la salvación.
¿Qué es lo que representa José en la historia de la salvación según el testimonio de la Sagrada Escritura?. Este es el aspecto central de nuestra celebración.

a) José, varón creyente, en la línea de las promesas. La figura de San José no es presentada en la Sagrada Escritura "por él mismo", por su ejemplaridad, sino por la historia en la que participa. San José es eslabón privilegiado en la cadena para que las promesas de Dios lleguen a su Cumplimiento.
A esto se refiere la primera lectura de la Eucaristía (2 Sam 7), la profecía de Natán a la Casa de David. José, el esposo de María, es de la casa de David.
Otro texto central en la fiesta va a ser Heb 11, en el oficio de lectura: la caravana de los creyentes portadores de la promesa divina.

La promesa va esencialmente unida al tema de la fe, contenido de la segunda lectura eucarística (Rom 4,13ss), que es al mismo tiempo responsorio de la lectura aludida del oficio de lectura.
Antes de ninguna otra cosa esto es lo que debemos captar en la celebración de la fiesta de San José.

b) José, el esposo de María, o más bien, José el esposo de la Virgen María. Esto es la evidencia evangélica que está presente en el Evangelio y en todos los textos no evangélicos de la celebración. La variedad de antífonas se ha tomado precisamente de las menciones evangélicas de San José.

c) José, el administrador fiel y solícito. "Este es el criado fiel y solicito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia" (Lc 12, 42 - antífona de entrada a la Eucaristía). En rigor este texto evangélico se refiere al ministerio presidencial de la Iglesia, ministerio que se refiere a Pedro y a los Apóstoles y a todos los que como ellos o a semejanza de ellos tienen un cargo de providencia espiritual en la Iglesia. San José, en esta consideración plena histórico - salvífica, es el encargado por Dios de la Casa. El prefacio lo expresa bellamente: "El es... el servidor fiel y prudente que pusiste al frente de tu Familia, para que, haciendo las veces de pudre, cuidara a tu único Hijo, concebido por obra del Espíritu Santo, Jesucristo nuestro Señor".
Esto nos hace empalmar con la meditación eclesial siguiente:
Segundo aspecto de la celebración: Enfoque eclesial de la liturgia.
La plegaria central del día, que se va a repetir en la Eucaristía y en las Horas, es densa de teología y muy sugeridora para centrar eclesialmente la celebración de San José. Dice así: "Dios todopoderoso, que confiaste los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de San José; haz que, por su intercesión, la Iglesia los conserve fielmente y los lleve a plenitud en su misión salvadora".

La grandeza de San José no es contemplada como un misterio moral - José intachable - sino como un don que Dios todopoderoso le hizo, ser el custodio de los misterios iniciales de la salvación. La función de la Iglesia va por esta línea. El don de la salvación manifestado a José de forma privilegiada se manifiesta a la Iglesia de manera similar. La Iglesia debe conservar los misterios de la salvación que se le han confiado; es más, debe llevarlos a su plenitud.

Aspectos devocionales no descartados
No queremos establecer una oposición entre estos que llamamos "aspectos devocionales" y la consideración bíblico-dogmática precedente. Debemos, más bien, integrarlos todos, pero con el debido orden.
Aspectos devocionales serían las citas de Santa Teresa que hemos recordado. Concretamente el poder de San José. Escuchamos a San Bernardino en el sermón del oficio de lectura: "No cabe duda de que Cristo no sólo no se ha desdicho de la familiaridad y respeto que tuvo con él durante su vida mortal como si fuera su padre, sino que la habrá completado y perfeccionado en el cielo".

Otro de los aspectos populares de la devoción a San José es el considerarlo como abogado de la buena muerte en brazos de Jesús y de María. Esta consideración extrabíblica no se desecha en modo alguno; pero la liturgia no la acentúa. Tan sólo en la prez de Vísperas que se refiere todos los días a los difuntos se menciona a los moribundos, y junto a los moribundos al Hijo, a María, su madre y a san José.

Meditación en torno a San José
De los datos evangélicos se deducen consideraciones cristianas que se refieren a diversos puntos. La primera es San José y el trabajo. El tema del trabajo aparecerá en las preces del día, preces que por su naturaleza quieren encomendar al Señor las necesidades de los hombres. Por supuesto que no es lo típico de la fiesta de San José. Se ha querido destacar este aspecto en la memoria (hoy tan sólo memoria libre) del 1 de mayo, que tiene un título discutible: "San José, obrero".

Cuando pensamos en lo que es el "obrero" de hoy y en lo que pudo ser en su tiempo el trabajo de San José, la designación de "obrero", a nuestro entender es muy discutible.
La piedad cristiana meditará en los dolores y gozos de San José. De manera explícita no es éste el enfoque de la liturgia. Es legítima la meditación, y repito que no se quiere destruir nada de esto.

La piedad cristiana meditará igualmente sobre el silencio de José ante lo que ha observado en su esposa María. Aquí la meditación puede perderse en fantasías.
(No entramos en un problema exegético no resuelto: cómo traducir correctamente el Evangelio de Mt. 1,16-24, uno de los dos posibles evangelios del día. La traducción oficial ha hecho una opción,legítima por supuesto, según la filología, pero no la única posible. Pero la discusión de este problema técnico, que incide en la consecuente representación de San José, nos llevaría a escribir en términos que no corresponden aquí).

Algunas observaciones para la celebración
Himnos. Los himnos que encontramos en nuestra Liturgia de las Horas castellana para la solemnidad de San José son literariamente hermosos. En cuanto a contenido se acomodan mejor al sentido de la celebración del día 1 de mayo, por la insistencia en el elemento del trabajo, que no es específico de esta celebración. Y de hecho también en el día 1 de mayo están consignados. De nuevo queda abierto el laborioso campo de la poesía litúrgica para los creadores de fórmulas de oración cristiana.

Antífonas de la Liturgia de las Horas. Son todas antífonas evangélicas y nos ponen ante los ojos la historia evangélica de José. En la fiesta de hoy tienen mucha importancia; hacen como el fondo y la música de nuestra contemplación. Están tomadas de Mt 1-2 y Lc 2-3:
  • "Jacob engendró a José...",
  • "María, la madre de Jesús...",
  • "El ángel Gabriel..." (de primeras vísperas);
  • "Un ángel del Señor se apareció a José...",
  • "Cuando José se despertó...",
  • "José subió desde Nazaret..." (del oficio de lecturas),
  • "Los pastores fueron corriendo...",
  • "José y María, la madre de Jesús...",
  • "José se levantó...",
  • "José se estableció en un pueblo..." (de laudes);
  • "Los padres de Jesús solían ir...",
  • "Cuando se volvieron, el niño Jesús se quedó...",
  • "Al no encontrar a Jesús..." (hora intermedia);
  • "Los padres de Jesús le encontraron...",
  • "Le dijo a su madre a Jesús...", "Jesús bajó con ellos..." (vísperas)...
En todas estas antífonas aparece el nombre de José. Excepto en la del Magnificat de las primeras vísperas: "Este es el criado fiel y solícito..." (tomada de Lc 12,42), que alude en el original al ministerio presidencial en la Iglesia. Tienen, pues, peculiar importancia las antífonas de este día, porque van a ser en todo momento el entronque evangélico de nuestra oración.

Lecturas y Horas menores. Las lecturas principales las hemos mencionada en los apartados anteriores. Por lo que se refiere al Evangelio hay facultad para tomarlo o bien del Evangelio de la Infancia de San Mateo o bien del de San Lucas.
Es sugestiva la lectura de Col 3,23-24, que se repite en las I y en las II Vísperas: "Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor y no a los hombres..." un buen retrato de José servidor del Señor.
En la Hora intermedia, en su triple modalidad, las antífonas nos hablarán de los padres de Jesús en relación con el episodio del Templo.
Las lecturas bíblicas son de los libros sapienciales, exaltando la figura del recto, del justo: Pro 2,7-8; Sab 10,10 (en este caso el justo es Jacob), y del temeroso de Dios (Si 2,18-19).
Y finalmente, no dejemos de citar una alusión secundaria al José del Antiguo Testamento: responsorio de la segunda lectura del Oficio de lectura (Gen 45,8; 50,20).

Repertorio Sugerido:
Canto procesional de entradaEl señor nos llama (Albert Taule)
Kyrie: Acto Penitencial - Formula III (Mary Frances Reza)
Gloria: Se recomienda que sea recitado
Salmo: Tomado del Libro del Salmista (Coeditores Liturgicos)
Aclamación antes del Evangelio: Señor Tu tienes palabras (A.Alcalde)
Canto procesional de Ofrendas: Llevemos al Señor (Carmelo Erdozain)
Sanctus: Santo (J.A.Espinosa)
Padre Nuestro: Padre Nuestro (M. Gregoriana)
Agnus Dei: Cordero de Dios (Misa Sinodal - Francisco Palazon)
Canto procesional de ComunionEl Pan que compartimos (Francisco Palazon), Glorioso San Jose (Ray Perez)

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