Este pequeño poema, sencillo y vigoroso, tiene una admirable antítesis entre lo que espera a los buenos y lo que aguarda a los malos. Esta antítesis da mucho realce a lo que el salmista quiere enseñar.
Es como una respuesta a los que se desaniman al ver que el mal triunfa por todas partes: desde lo alto hay Uno que contempla las acciones de cada persona y no abandonará a quienes cumplen bien sus deberes para con Dios y para con el prójimo, ni dejará sin castigo a quienes obran el mal.
El salmo 11 es como una pequeña meditación acerca de lo que espera a los buenos y a los malos.
Es un diálogo entre los pusilánimes y cobardes que invitan a huir y a desanimarse y el creyente que está seguro de la presencia de un Dios que todo lo observa desde el cielo y de cuyas manos jamás se desprenderán las riendas que dirigen el mundo.
Cuando llegue el tiempo de la paga los malos recibirán fuego y azufre como Sodoma y Gomorra y los amigos de Dios lograrán verlo cara a cara.
En nuestros tiempos de tan recrudecida violencia conviene no olvidar una enseñanza de este salmo: que al que ama la violencia lo aborrece Dios.
Y como en todos los salmos, el tema de la confianza en Dios es aquí lo principal: cuando todo invita a desesperarse, el creyente repite una vez más la oración que a tantos ha llenado siempre de ánimo y valor: "Oh Dios en Tí confío".
SALMO 11 (En liturgia 10)
En el Señor he puesto mi refugio; ¿cómo dicen a mi alma: "Huye, cual un pájaro, hacia el monte, porque los impíos tensan su arco, y ajustan sus flechas a la cuerda para herir en la sombra a los de recto corazón?.
Si han cedido los cimientos, ¿qué puede hacer el justo?".
El Señor está en su templo santo, el Señor tiene su trono en el cielo.
Sus ojos están observando y fija su mirada en los hijos de Adán.
El Señor explora al justo y al impío, y su alma odia a quien ama la violencia.
Hará llover sobre los malvados carbones encendidos y azufre y un viento abrasador les tocará en suerte.
Porque el Señor es justo y ama la justicia, los que son rectos contemplarán su rostro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario