En un mensaje, titulado “Participación de los coros en los templos”, Mons. José Antonio Eguren Anselmi (Arzobispo Metropolitano de Piura al dia de hoy, en aquella fecha -2003- se encontraba como Obispo Auxiliar de Lima), se refirió a la importancia de la música en la liturgia y ofreció una serie de criterios y orientaciones para los coros en la Arquidiócesis de Lima.
En el documento, el Prelado señaló que “la Iglesia siempre ha tenido en gran estima a los coros, ya que un coro bien formado añade belleza y solemnidad a la liturgia y también ayuda y alienta a través del canto a que la asamblea congregada celebre de manera más plena, consciente y activa el misterio de la fe”; pero aclaró que para que la “música sagrada pueda ser también litúrgica son necesarias algunas condiciones”.
Mons. Eguren resaltó que es necesario “un texto que esté de acuerdo con la doctrina católica, más aún que esté tomado principalmente de la Sagrada Escritura y de las fuentes litúrgicas; y la correspondencia o íntima relación entre la música ejecutada y el rito y el tiempo litúrgico celebrado (una melodía navideña no sería litúrgica, si es cantada en cuaresma)”.
Asimismo, subrayó “el respeto de las rúbricas (no sería litúrgico, después de la primera lectura, un canto que no fuese un Salmo); y la prudente y contenida duración del canto (la Santa Misa no es un concierto)”.
“Por tanto, – continuó – toda música litúrgica es y debe ser sagrada, pero no necesariamente toda música sagrada es litúrgica”.
Al referirse a los desaciertos “en los cuales suelen incurrir algunos coros que participan en los templos de nuestra Arquidiócesis”, el Obispo Auxiliar enumeró los siguientes:
· Es un desacierto que los coros ejecuten en la Santa Misa música de origen y características seculares o profanas, tomada del repertorio de moda del momento o del folklore nacional.
· Los templos tienen por sí mismos un carácter sagrado, independiente a la acción litúrgica, porque han sido dedicados (consagrados) al culto divino. Por tanto va en contra de su naturaleza sagrada el interpretar música secular o profana antes o después de alguna celebración litúrgica.
· El silencio es la mejor preparación de la liturgia. Aparte de una música apropiada, se debe procurar respetar siempre el derecho que tienen los fieles al silencio y a la tranquilidad en las iglesias antes de la celebración litúrgica.
· La música sagrada, tanto en su texto como en su forma musical, siempre debe corresponder al momento del año litúrgico que se está viviendo, así como a la naturaleza de la acción sagrada y de cada una de sus partes. Algunos coros omiten y/o modifican partes de los textos litúrgicos del Ordinario de la Misa. De esta manera caen en el desacierto de cantar versiones del Señor ten piedad, el Gloria, el Santo, el Cordero de Dios y el Padrenuestro, cuya letra no está en concordancia con el texto del Misal Romano. O que al cantar el Credo, le falten algunos artículos de fe.
· Los templos tienen por sí mismos un carácter sagrado, independiente a la acción litúrgica, porque han sido dedicados (consagrados) al culto divino. Por tanto va en contra de su naturaleza sagrada el interpretar música secular o profana antes o después de alguna celebración litúrgica.
· El silencio es la mejor preparación de la liturgia. Aparte de una música apropiada, se debe procurar respetar siempre el derecho que tienen los fieles al silencio y a la tranquilidad en las iglesias antes de la celebración litúrgica.
· La música sagrada, tanto en su texto como en su forma musical, siempre debe corresponder al momento del año litúrgico que se está viviendo, así como a la naturaleza de la acción sagrada y de cada una de sus partes. Algunos coros omiten y/o modifican partes de los textos litúrgicos del Ordinario de la Misa. De esta manera caen en el desacierto de cantar versiones del Señor ten piedad, el Gloria, el Santo, el Cordero de Dios y el Padrenuestro, cuya letra no está en concordancia con el texto del Misal Romano. O que al cantar el Credo, le falten algunos artículos de fe.
· Otro desacierto es que durante ciertos ritos o momentos de la celebración que no revisten tanta importancia, algunos coros entonan cantos o melodías de prolongada duración, entorpeciendo así el ritmo de la celebración litúrgica.
· Finalmente, algunos coros no suelen respetar el “silencio sagrado” en la acción litúrgica. Durante toda la celebración entonan cantos sin cesar o tocan una vaga música de fondo no respetando aquellos espacios previstos para la adoración del misterio o para la oración personal, a través del silencio.
“Es también oportuno señalar que durante la consagración del pan y del vino, los coros se abstendrán de tocar una vaga música de fondo, la cual entorpece la audición de las palabras de la consagración y la adoración del misterio eucarístico por parte de la asamblea”, añadió.
Más adelante, el Prelado indicó algunas orientaciones para los coros sobre el uso de los instrumentos musicales, la selección de los cantos – que sólo se debe interpretar en el templo música sagrada –, y el uso de la música grabada e instrumental.
Para visualizar la Nota Completa de Monseñor Jose Antonio Eguren Anselmi, visita el siguiente link:
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