La palabra carnaval viene del latin medieval "carnelevarium", que significaba "quitar la carne" (carne = carne, y levare = quitar) y se celebra en los días que preceden al comienzo de la Cuaresma.
Aunque hay investigadores que quieren encontrar precedentes en fiestas griegas o romanas, incluso anteriores, lo cierto es que el carnaval está ligado a la Iglesia Católica, fundamentalmente.
Su origen se remonta a los tiempos pretéritos en los que, por falta de métodos de refrigeración adecuados, las personas tenían la necesidad de acabar, antes de que empezara la Cuaresma, con todos los productos que no se podían consumir durante ese período, no sólo la carne, sino también la leche, huevos y similares. La alternativa era perderlos.

Justamente, como reacción a los excesos que se cometían en los carnavales, fue tomando cuerpo el realizar un triduo de reparación y desagravio por los excesos cometidos, dedicado al Santísimo Sacramento, llamado Triduo de Carnestolendas o de Carnaval.
Por lo general, en muchos lugares se celebra el Triduo durante tres días, y son los tres días anteriores al Miércoles de Ceniza, que es el día en que comienza la cuaresma .
- La abstinencia de carne o de otro alimento dispuesto por la Conferencia Episcopal se debe guardar todos los viernes del año, que tienen siempre carácter penitencial y no sólo los viernes de Cuaresma, como suele creerse.
- Ayuno y abstinencia serán solamente el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. La ley de la abstinencia obliga a los mayores de 14 años y la del ayuno a los mayores de edad hasta los 59 años.
- El ayuno consiste en hacer una sola comida al día, y algo de alimento por la mañana y por la noche.
- La abstinencia se refiere a productos de carne u otros.
- El sentido es de renuncia voluntaria a algo que nos agrada y ofrecerlo para los necesitados, además de un sentido penitencial. No se trata pues de hacer un sacrificio por el hecho de hacerlo.
El ayuno y la abstinencia no son un fin en sí mismo, más bien deben ser un reflejo de la actitud interior de conversión. Como la ley del ayuno es única e indivisible, una vez quebrantada - culpable o inculpablemente -, se podría seguir comiendo sin que por ello se cometiera una nueva falta.
No sucede lo mismo con el precepto de la abstinencia, ya que se faltaría a ella cuantas veces se quebrantara ese día.
Las respectivas Conferencias Episcopales pueden determinar la manera en que se cumple el ayuno y la abstinencia, y sustituirlo en todo o en parte por obras de caridad y prácticas piadosas. (CDC nº 1251 y siguientes)
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