Este salmo es notable por los sentimientos tan intensos que manifiesta y la descripción tan expresiva de lo que está sucediendo.
Muchos santos lo han aplicado a la Pasión de Jesús cuando tuvo que sufrir tanto de enemigos injustos y ser traicionado por un amigo.
Tiene frases que se pueden repetir hoy letra por letra: "Veo en la ciudad discordia y violencia". Tiene también frases bellísimas: Quién me diera alas de paloma... emigraría lejos... Por la tarde, en la mañana, al mediodía me quejo gimiendo, etc.
Quizá la frase más consoladora de todo el salmo es aquella tan hermosa que deberíamos tener escrita en tarjetas para llevar siempre con nosotros. Dice así: "Encomienda a Dios tus afanes que El te sustentará", la cual quiso reafirmar después San Pedro al exclamar: "Confiadle vuestras preocupaciones a Dios, que El cuida de vosotros", (1 Pedr. 5, 7).
SALMO 55 (En Liturgia 54) - SUPLICA EN GRAVE PELIGRO
1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Poema. De David.
2 Escucha, oh Dios, mi oración, no te retraigas a mi súplica,
3 hazme caso, respóndeme, me trastorna la ansiedad. Gimo
4 ante la voz del enemigo, bajo el abucheo del malvado; vierten falsedades sobre mí, me hostigan con saña.
5 Dentro se agita mi corazón, me asaltan pavores de muerte;
6 miedo y temblor me invaden, un escalofrío me atenaza.
7 Y digo: ¡Ojalá tuviera alas como paloma para volar y reposar!
8 Huiría entonces lejos, la estepa sería mi morada.
9 Pronto encontraría refugio contra el viento de la calumnia, y el huracán
10 que devora, Señor, y el flujo de sus lenguas. Soy testigo de violencia y altercado en la ciudad;
11 rondan de día y de noche en torno a sus murallas. Falsedad y mentira hay dentro,
12 insidias dentro de ella, nunca se ausentan de sus calles la tiranía y el engaño.
13 Si fuera un enemigo el que me ultraja, podría soportarlo; si el que me odia se alzara contra mí, de él me escondería.
14 ¡Pero tú, un hombre de mi rango, amigo y compañero,
15 con quien me unía dulce intimidad en la Casa de Dios! ¡Desaparezcan en tumulto,
16 caiga sobre ellos la muerte, bajen vivos al Seol, que entre ellos habita el mal!
17 Pero yo invoco a Dios y Yahvé me salva.
18 A la tarde, a la mañana, al mediodía me quejo y gimo, y oye mi clamor.
19 Intacta rescata mi vida de la guerra que me han declarado, del pleito que tienen conmigo.
20 Que Dios me escuche y los humille, él, que reina desde siempre, pues no tienen enmienda ni temen a Dios.
21 Levantan la mano contra su aliado, violan su alianza;
22 más blanda que manteca es su boca, pero traman la guerra; sus palabras, más suaves que el aceite, son espadas desnudas.
23 Confía a Yahvé tu peso, él te sustentará; no dejará que para siempre sucumba el justo.
24 Y tú, oh Dios, hundirás en lo más profundo de la fosa a esos sanguinarios y traidores sin llegar a la mitad de su vida. Mas yo confío en ti.
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