He aquí un salmo que es considerado como uno de los más hermosos modelos de oración en el Antiguo Testamento.
En él se va alternando la plegaria con la meditación y la confianza con la humildad profunda. Es una colección de pequeñas oraciones muy hermosas. Se pide la protección de Dios recordándole que somos sus amigos y que si los enemigos de nuestra alma nos vencen, ello redundará también en mal de la causa de Dios.
No sólo se piden bienes materiales, sino sobre todo luz para conocer la voluntad de Dios, fuerza para seguirla y perdón de los pecados. Este himno es un hermoso acto de contricción. Aquí hay frases que todos queremos repetir y hacerlas nuestras: "No te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud". "Por el honor de tu nombre, Señor, perdona mis culpas que son muchas", etc.
Por eso las personas piadosas lo señalan en su libro, para rezarlo con más frecuencia, especialmente en momento de arrepentimiento o cuando se sienten deprimidas o faltas de una ayuda especial. Al rezar esta oración le pedimos al Señor que no se fije tanto en las maldades que hemos cometido sino en nuestra absoluta miseria y debilidad y en su gran misericordia. Es un salmo que invita a la meditación sosegada y a la humildad y confianza en Dios.
SALMO 25 - (En Liturgia 24) - HUMILDE PETICION DE AYUDA Y PERDON
A ti, Yahveh, levanto mi alma, oh Dios mío. En ti confío, ¡no sea confundido, no triunfen de mí mis enemigos!. No hay confusión para el que espera en ti, confusión sólo para el que traiciona sin motivo.
Muéstrame tus caminos, Yahveh, enséñame tus sendas. Guíame en tu verdad, enséñame, que tú eres el Dios de mi salvación. En ti estoy esperando todo el día, Acuérdate, Yahveh, de tu ternura, y de tu amor, que son de siempre.
Muéstrame tus caminos, Yahveh, enséñame tus sendas. Guíame en tu verdad, enséñame, que tú eres el Dios de mi salvación. En ti estoy esperando todo el día, Acuérdate, Yahveh, de tu ternura, y de tu amor, que son de siempre.
De los pecados de mi juventud no te acuerdes, pero según tu amor, acuérdate de mí por tu bondad, Yahveh. Bueno y recto es Yahveh; por eso muestra a los pecadores el camino; conduce en la justicia a los humildes, y a los pobres enseña su sendero. Todas las sendas de Yahveh son amor y verdad para quien guarda su alianza y sus dictámenes.
Por tu nombre, oh Yahveh, perdona mi culpa, porque es grande. Si hay un hombre que tema a Yahveh, él le indica el camino a seguir; su alma mora en la felicidad, y su estirpe poseerá la tierra.
El secreto de Yahveh es para quienes le temen, su alianza, para darles cordura.
Mis ojos están fijos en Yahveh, que él sacará mis pies del cepo. Vuélvete a mí, tenme piedad, que estoy solo y desdichado. Alivia los ahogos de mi corazón, hazme salir de mis angustias. Ve mi aflicción y mi penar, quita todos mis pecados.
Mira cuántos son mis enemigos, cuán violento el odio que me tienen. Guarda mi alma, líbrame, no quede confundido, cuando en ti me cobijo. Inocencia y rectitud me amparen, que en ti espero, Yahveh.
Redime, oh Dios, a Israel de todas sus angustias.
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