Los Lienzos Liturgicos y su uso


Como más importante tenemos el corporal, que debe emplearse siempre en la celebración de la Misa.

Es un paño de forma cuadrada y para guardarlo se pliega habitualmente en nueve secciones. Se despliega al comienzo de la liturgia eucarística (preparación de los dones), para colocar sobre él el cáliz y la patena con la Hostia que será consagrada.
En las concelebraciones se puede utilizar un corporal mayor.

Es preferible que no lleve adornos, para significar mejor la asociación que tradicionalmente se ha hecho con el santo sudario. No obstante, se suele poner una cruz en el centro del lado más próximo al celebrante, que también le sirve de referencia. También se debe usar, además de en la Misa, en la Exposición del Santísimo, para colocar encima la custodia o copón y sobre una mesita cuando se lleva la comunión a los enfermos.

Su nombre le viene del Cuerpo del Señor, que va a reposar sobre ese lienzo.

El purificador es un paño que se suele plegar longitudinalmente, en tres partes, para utilizarlo a modo de toalla en la limpieza de los vasos sagra­dos.
No se debe adornar en exceso y debería ser de lino blanco o de otro tejido absorbente.

La palia es un cuadrado de cartón o madera recubierto de lino o tela almidonada que cubre el cáliz, impidiendo que caiga polvo o insectos dentro de él. Su uso es opcional. Conviene emplearla en épocas del año en las que el polvo y los insectos son más frecuentes, o en lugares en los que podría caer alguna cosa dentro del cáliz, por ejemplo: en una Misa celebrada al aire libre.
La parte superior de la palia se puede adornar ricamente. Tiene un sentido puramente utilitario e higiénico. La tela y el color normalmen­te hacen juego con los ornamentos, aunque puede ser siempre blanco. Si tiene forma redonda se la llama hijuela.

El cubrecáliz es una tela que cae de la palia, tapando el cáliz.
Una forma de subrayar la transición de la liturgia de la palabra a la liturgia eucarística es poner el cubrecáliz durante la liturgia de la palabra y quitarlo en el ofertorio, cuando el altar y las ofrendas están pre­parados.

El manutergio o toalla es un lienzo que sirve para que el sacerdote se seque las manos después del lavabo.
Debe ser absorbente y amplio.

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