Se llama conmixtión al gesto que hace el sacerdote antes de la comunión consistente en dejar caer una pequeña partícula del pan consagrado en el cáliz - de com-misceo, que significa mezclar una cosa con otra -.
“El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna”.
La OGMR 83 dice que “el sacerdote realiza la fracción del pan y deposita una partícula de la hostia en el cáliz, para significar la unidad del Cuerpo y de la Sangre del Señor en la obra salvadora, es decir, del Cuerpo de Cristo Jesús viviente y glorioso”.
Es un rito antiquísimo y su significado no se conoce con precisión. Seguramente, tal como el Misal pone, hace referencia a que Cristo se nos da en plenitud, en cuerpo y sangre. La consagración, que se ha hecho por separado para el pan y el vino, podría dar la impresión de una cierta disociación sacrificial. Su unión en el cáliz manifiesta la unidad vital de su persona.
Según Ludwig Hertling cuenta en su Historia de la Iglesia esta costumbre se debe a que en Roma, los presbíteros que vivían en las afueras y no podían celebrar con el obispo el domingo recibían de éste partículas consagradas que les eran llevadas por acólitos. De esta manera no se sentían separados de la comunión con su pastor y la Iglesia.
El fragmento se toma de la Hostia recién fragmentada de la parte inferior de la porción izquierda con la mano derecha.
Para eliminar, si los hubiese, fragmentos que se adhieren a los dedos el sacerdote frotará, con suavidad el pulgar y el índice con suavidad hasta limpiarlos y siempre sobre la patena, no sobre el cáliz.
Para eliminar, si los hubiese, fragmentos que se adhieren a los dedos el sacerdote frotará, con suavidad el pulgar y el índice con suavidad hasta limpiarlos y siempre sobre la patena, no sobre el cáliz.
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