El Domingo: Dia del Señor

El domingo es el día del Señor, Pascua semanal.
La palabra domingo viene del latín «dominicus», «dominica dies», Día del Señor.
Es el nombre que por primera vez da el Apocalipsis - kyriake hemera - al que hasta entonces se llamaba “día primero después del sábado” o sea, al día en que resucitó Cristo Jesús.
A lo largo de los veinte siglos de su historia, la Iglesia no ha dejado nunca de celebrar este día como día pascual semanal. A partir del siglo IV, con la paz de Constantino, se le fue añadiendo además el aspecto del descanso laboral, que antes no tenía.

“La Iglesia, por una tradición apostólica que trae su origen del mismo día de la resurrección de Cristo, celebra el misterio cada ocho días, en el día que es llamado, con razón, día del Señor o domingo. En ese día los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la palabra de Dios y participando en la Eucaristía, recuerden la pasión, la resurrección y la gloria del Señor Jesús y den gracias a Dios que los hizo renacer a la viva esperanza por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Por esto, el domingo es la fiesta primordial, que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo” (Sacrosanctum Concilium 106).

No hay ninguna fiesta más importante que el domingo y entre ellos el domingo pascual, eje del año litúrgico. En rigor, todos los domingos del año son domingos pascuales, pascua semanal.

La Iglesia desde el S. V ha impuesto la obligación de santificar el día del Señor, día que comienza en las Vísperas, o sea, en la tarde anterior (sábado) siguiendo la costumbre judía de contar los días.
Por este motivo la misa vespertina del sábado "vale" para cumplir el precepto dominical porque en rigor ya es domingo (CDC 1247-1248).

Además el domingo, fiesta primordial de precepto, (CDC 1246) y fundamento y núcleo de todo el año litúrgico solamente cede su celebración a las solemnidades y fiestas del Señor excepto en los domingos de Adviento, Cuaresma y Pascua que tienen precedencia sobre todas las fiestas y solemnidades, que de coincidir deben ser celebradas el sábado anterior (NUAL nº 5).

De hecho, las solemnidades se equiparan en su celebración a los domingos y no al revés: comienzan en las vísperas, tienen tres lecturas, Credo y Gloria, como los domingos.
También los domingos tienen su propio ciclo del Leccionario (años A, B y C).

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