Los libros litúrgicos los podemos definir, en sentido estricto, como libros que sirven para las celebraciones litúrgicas y están expresamente escritos para ese fin, con las debidas y oportunas autorizaciones.
No deben sustituirse por ediciones de bolsillo ni por hojas sueltas, salvo casos muy excepcionales.
Los libros litúrgicos tras el Vaticano II son los siguientes:
- El Misal Romano (MR 1971 y posterior edición de 2002), que está compuesto por dos libros: El Misal y el Leccionario que a su vez está recogido en varios tomos.
El Misal (libro de altar) nos presenta la teología de la misa, la articulación del rito, la función de cada uno de los ministros y de la asamblea, las normas para una correcta celebración y las posibilidades de adaptación.
Su contenido comienza con Normas universales sobre el año litúrgico y sobre el calendario (extractadas del Calendarium Romanum), sigue el texto del Misal, dividido en propio del tiempo, propio de los santos, comunes, misas rituales, misas y oraciones ad diversa, misas votivas, misas de difuntos.
El rito de la misa está colocado entre el propio del tiempo y el propio de los santos, y a su vez se distingue en rito para la celebración con el pueblo (misa normativa) y rito para la celebración sin el pueblo.
Abarca el Misal propiamente dicho y el Ordus cantus missae (sobre los cánticos litúrgicos de las distintas partes de la Misa).
Resumiendo podemos decir que el Misal es el libro oficial para celebrar la Eucaristía y que contiene las oraciones y los cantos que dirigimos a Dios (oración colecta, sobre las ofrendas, prefacios, plegarias eucarísticas y poscomunión) además del llamado “Ordinario de la Misa” o sea, lo que es común a todas las misas (saludos, acto penitencial, Gloria, Credo, bendiciones, etc).
- El Leccionario (OLM). En lo referente a las lecturas de la Misa (OLM) las lecturas de la Biblia que la Iglesia propone a lo largo de todo el año litúrgico se hallan recogidas en los diversos tomos de que consta el LECCIONARIO.
Como criterios generales observados al elegir los textos podemos decir que en los domingos y fiestas se proponen los textos considerados más importantes, a fin de que se cumpla lo que la SC (nº 51) dispone referente a que en un ciclo, en este caso de tres años, se lean a los fieles las partes más relevantes de la Sagrada Escritura. Esto se debe a que la mayoría de los cristianos practicantes suelen tener contacto con la palabra de Dios fundamentalmente en la misa dominical.
El resto de la Escritura que no se lee los domingos o fiestas está asignado a los días feriales, siguiendo otros criterios ya que la serie ferial se desarrolla en dos años (pares e impares) durante el tiempo ordinario y en un solo ciclo anual durante los tiempos llamados fuertes, o sea, Adviento-Navidad, Cuaresma y Pascua.
El Leccionario se halla dividido en varios tomos:
- Tomos I, II, III (Ciclos dominicales y fiestas A,B,C)
- Tomo IV: Lecturas para las ferias del T.O “per annum”.
- Tomo V: Lecturas para el Propio y Común de los Santos y difuntos.
- Tomo VI: Misas Votivas y por diversas necesidades.
- Tomo VII: Lecturas para las ferias de Adviento-Navidad y Cuaresma-Pascua.
- Tomo VIII: Rituales.
Para las Misas con niños puede existir un Leccionario propio, si así lo acuerda la Conferencia episcopal. En España este leccionario está publicado haciendo el Tomo IX. También han aparecido para las Misas votivas de la Virgen María un Misal con su correspondiente Leccionario. También existe uno especial que contiene el Evangelio de las fiestas más solemnes denominado “Evangelario”, libro que se porta en alto en la procesión de entrada (cuando la hay) y que recibe una especial veneración y respeto.
Para los domingos del Tiempo Ordinario hay establecido un ciclo de TRES AÑOS, conocido por las letras A, B y C. Aquí se procura que la primera lectura tenga relación con los Evangelios, que son también los sinópticos. En el año A se lee el evangelio de Mateo, el año B se lee a Marcos y el año C a Lucas.
Dividiendo el año en curso por el número tres si da de resto cero (división exacta) corresponderá a año C. A partir de ahí se deduce que cuando el resto de la división sea uno será año A y si el resto es dos será año B.
La Misa dominical comprende pues tres lecturas, que son obligatorias: la primera, del Antiguo Testamento, excepto en Pascua, que es de los Hechos de los Apóstoles; la segunda, del apóstol, o sea, de las cartas y del Apocalipsis, y la tercera evangélica.
Para el Leccionario ferial cada misa tiene dos lecturas, tomadas la primera del Antiguo Testamento o del Nuevo (en el tiempo pascual se toma de los Hechos de los Apóstoles como ya dijimos) y la segunda siempre es del Evangelio.
En el tiempo ordinario, en las ferias de las treinta y cuatro semanas, las lecturas evangélicas se distribuyen en un solo ciclo, que se repite cada año. En cambio, la primera lectura se reparte en dos ciclos, que se leen en años alternos: el ciclo I en años impares, y el ciclo II en los pares.
En el Leccionario de los santos hay que distinguir una doble serie de lecturas: la del propio de los santos, siguiendo las solemnidades, fiestas y memorias contenidas en el calendario; y la del común de los santos.
En el primer caso se trata de textos propios o más adecuados para la celebración de cada santo, y en el segundo de repertorios de lecturas distribuidas de acuerdo con las diferentes categorías de santos (mártires, pastores, vírgenes, etc.).
En los tiempos fuertes de Adviento, Cuaresma y Pascua, las lecturas son siempre las mismas todos los años, habiendo sido elegidas de acuerdo con las características propias de cada uno de estos tiempos litúrgicos. En el tiempo pascual el leccionario ferial toma la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles y el evangelio que se lee es el de San Juan.
Los domingos pascuales se lee como primera lectura los Hechos de los Apóstoles y de segunda la primera carta de san Pedro (ciclo A), la primera carta de san Juan (ciclo B) y el Apocalipsis (ciclo C).
Los evangelios escogidos nos relatan las apariciones de Cristo Resucitado y pasajes escogidos del Buen Pastor y oración del Señor tras la última cena. Como se observa no hay lecturas del Antiguo Testamento para subrayar que estamos en un tiempo nuevo.
- La Liturgia de las Horas (LH 1979), oración de alabanza de la iglesia, que tiene por objeto extender a las diversas horas canónicas la glorificación de Dios que alcanza su cumbre en la oración eucarística.
El nombre actual viene a sustituir al más antiguo de oficio divino y sustituye al breviario.
Comprende cuatro volúmenes:
I. Tiempo de Adviento y de Navidad;
II. Tiempo de Cuaresma y de Pascua;
III. Tiempo ordinario (semanas 1-17);
IV. Tiempo ordinario (semanas 18-34).
Tiene su propio Leccionario.
- El Pontifical Romano ,con las celebraciones propias del obispo (ordenaciones, bendición de oleos, confirmación, institución de los ministerios laicales, etc).
Consta de las siguientes partes:
Ritual de la Confirmación (RC 1976),
Ritual de ordenación del diácono, del presbítero y del obispo (RO 1977),
Ritual para instituir acólitos y admitir candidatos al diaconado y al presbiterado, y para la promesa de observar el celibato (RLA),
Ritual de la consagración de vírgenes (RCV),
Ritual de la bendición de un abad o una abadesa (RBNA),
Ritual de la bendición del óleo de los catecúmenos y enfermos y de la consagración del crisma (RBO),
Ritual de la dedicación de iglesias y de altares (DCA1980)
y el Ceremonial de los Obispos (CO).
- El Ritual de los sacramentos y sacramentales (bautismo, matrimonio, reconciliación, etc).
Consta de las siguientes partes:
Ritual del bautismo de niños (RB 1970),
Ritual de la iniciación cristiana de adultos (RICA 1976),
Ritual de la penitencia (RP 1975),
Rito de la sagrada comunión y del culto de la eucaristía fuera de la misa (1974),
Ritual del matrimonio (RM 1970),
Ritual de la unción y de la pastoral de enfermos (RUE 1974),
Ritual de la profesión religiosa (RPR 1979),
Ritual de exequias (RE 1971) y
el Bendicional (B), con 41 ritos de bendición referidos a personas, objetos, objetos litúrgicos,etc.
- El Gradual, con la música de los cantos interleccionales,
- la Oración de los fieles, con numerosos formularios para ese momento y el
- Rito de coronación de imágenes de la Virgen, junto al Calendario y el Martirologio completan la nómina de libros litúrgicos.
Lógicamente, para la celebración de la Misa sólo son necesarios algunos de ellos: el Misal Romano, que consta del Misal propiamente dicho y que es el libro de altar por contener las oraciones de la Misa y el Leccionario (suelen ser libros distintos), que contiene las lecturas sagradas (el “Ordo Lectionum Missae” cuyas siglas corresponden a OLM).
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