Los cantos del Ordinario de la Misa - La profesion de Fe de la Iglesia, El Credo



EL CREDO, “PROFESIÓN DE LA FE DE LA IGLESIA”
“El Símbolo o Profesión de fe dentro de la misa tiende a que el pueblo dé su asentimiento y su respuesta a la palabra de Dios, oída en las lecturas y en la homilía, y traiga a su memoria, antes de empezar la celebración eucarística, la norma de su fe” (OGMR 67).
Credo y Plegaria Eucarística de la misa mantienen una estrecha relación. Ambos exponen los hechos principales de la historia de la salvación; el Credo en forma histórica, y la Plegaria Eucarística en forma de acción de gracias.

Historia del Credo
Antes de introducirse en la misa fue una fórmula propia del Bautismo impuesta al abrazar la fe. Su introducción en la misa se llevó de manera lenta. Desde el siglo V existía la costumbre de cantar el credo en la misa. Desde la corte de Carlomagno, el uso del credo se fue extendiendo, y a él se debe su colocación actual después del evangelio.
El Papa Benedicto VIII ordenó el uso del Credo en la misa para toda la iglesia en 1014.

El texto del Credo

CREDO NICENO-CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación
bajó del cielo,
En las palabras que siguen, hasta "se hizo hombre", todos se inclinan.
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.

CREDO APOSTOLICO
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
En las palabras que siguen, hasta "María Virgen", todos se inclinan.
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna. Amén.

Por su naturaleza y su género literario, no es un himno, sino un símbolo dogmático destinado a ser proclamado y confesado, personal y comunitariamente. La costumbre de ser cantado responde a la idea de solemnizar las formulaciones de fe. En la actualidad ha dejado de cantarse pero se debería recuperar algunas melodías gregorianas como el Credo III, en cuanto a su texto no puede ser reemplazado por ningún canto religioso, lo que si se podría hacer es emplear traducciones adecuadas en las Misas con niños.

Breves notas catequético - pastorales
• El Credo dice quienes somos. Recitando unánimemente, y más aun cantándolo, los fieles reviven que han sido bautizados en una sola fe.
• Son escasas las melodías que se ofrecen para el canto del Credo. Para la confirmación, el ritual propone varias adaptaciones del Credo, bajo la forma de preguntas a los jóvenes confirmandos. Las comunidades que quieran cantar pueden recurrir al Credo gregoriano, especialmente al Credo I o al Credo III.
• Una recitación no cantada. Del credo puede tener su encanto y fuerza, a condición de que sea una proclamación tónica superior a la voz media.
• A tener en cuenta. La fe cristiana no se recita ni se canta; se vive principalmente.

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