Las pausas al momento de leer la Palabra de Dios en la Santa Misa

Un lector tiene delante, en el leccionario, un texto escrito con unas indicaciones ortográficas que le dan la pauta para leer: preguntas, exclamaciones, ideas principales, apartados o secciones (mediante párrafos)... y el punto, el punto y coma, el punto final.

¿Para qué?. Para respirar, para que la duración de la pausa le permita al oyente entender....

-El oyente no tiene el texto delante; serán los cortes y las pausas que haga el lector, por los que se enterará de esos pequeños elementos que son determinantes para comprender una lectura. Es la puntuación: coma, punto, punto y coma, punto final.

-El lector ha de tener en cuenta que el sonido va siempre más deprisa que el sentido. Si lee, es evidente que no es solamente para que el sonido llegue a los oyentes, sino para que el sentido penetre su inteligencia y alcance su corazón. Las pausas son una ayuda grande.

-Pero para ello el lector debe preparar antes la lectura, teniendo en cuenta dónde están esas pausas y no leer atropelladamente, restándole sentido a la Comunicación divina de la Palabra.

Concretamente:
La pausa es una parada momentánea, pero completa, de la dicción. Se hace después de un punto, al final de un párrafo o bien entre dos frases marcando un cambio de sentido o de estilo.
Primer domingo de Adviento ciclo A: Isaías. Hay una pausa entre "Acerca de Judá y de Jerusalén" y "Al final de los días..."

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y Jerusalén:

Al final de los días, 
estará firme el monte de la casa del Señor 
en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. 
Hacia él confluirán los gentiles, 
caminarán pueblos numerosos. 
Dirán: Venid, subamos al monte del Señor, 
a la casa del Dios de Jacob.

El nos instruirá en sus caminos, y marcharemos por sus sendas.
Porque de Sión saldrá la Ley, de Jerusalén la Palabra del Señor.

El corte es neto pero más breve; es una parada en la dicción aunque, de tal manera, que el oyente tiene la certeza de que el texto tiene una continuación. Es el caso del punto al final de una frase, del punto y coma o de los dos puntos.

Un ejemplo:
"Todas las naciones / caminarán hacia ella,
// pueblos numerosos / se pondrán en marcha, 
// y ellos dirán: /// Venid, / subamos al monte del Señor..."

El corte, por ejemplo, después de "ellos dirán..." sirve mentalmente al oyente para preguntarse: ¿qué dirán? y distinguir lo que dice el profeta de lo que exclaman los pueblos numerosos.

La suspensión no es ni una pausa ni un corte, más bien es una especie de prolongación de una sílaba en espera de lo que sigue. No se dirá: "Sucederá en el futuro que la montaña...", ni tampoco: "sucederá en el futuro // que la montaña...", sino que se alargará un poco el final de "futuro". La suspensión es un procedimiento que ayuda a dar relevancia al siguiente término que se espera escuchar.

Dar relieve no consiste en remarcarlo, mucho menos en remacharlo, sino en hacer esperar, desear. Dígase lo mismo de las exclamaciones: 
"¡Levántate, Jesuralén!" "¡Ay! Si supieras lo que conduce a la paz..."
¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!
Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti.
Y caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.

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