Salmo 62 (En liturgia el 61) - Dios: Unico Refugio

Ante los enemigos y las adversidades que arremeten todos juntos, creyendo que nos derribarán tan fácilmente como se hace caer una pared inclinada, el salmista insiste en que Dios será nuestra salvación porque El es como una roca inconmovible que libra de los ataques de las olas del mar y sirve de refugio contra las tempestades de areno del desierto y de las trampas de los enemigos.

Aunque crezcan las olas de nuestras tentaciones y bramen las tempestades de las dificultades de la vida y las tormentas arenosas de infinitas pequeñas dificultades quieran ahogarnos, podemos estar seguros de que hay una Roca Firme que resiste las olas y tempestades y libra de las areniscas sofocantes: es nuestro Dios a quien más de 22 veces llama "Roca de Salvación" la Santa Biblia.

Ante un mar embravecido, una roca poderosa es una gran defensa. Ante una tempestad de arena en el desierto, una roca de refugio puede librar de la muerte. Ante el ataque de enemigos, una roca inaccesible salva la vida. Por eso Moisés antes de morir recomendaba al pueblo: No cometas jamás el error de apartarte de la Roca que te va a salvar, que es nuestro Dios Todopoderoso (Deut. 32). 

San Pablo le daba mucha importancia a la última frase de este salmo y la repetía frecuentemente: que Dios paga a cada uno según sus obras (Rom. 2, 6 y Tim. 4, 14).

Esta frase hace un gran provecho a quien la recuerda con frecuencia.

SALMO 62 (Lit. 61)

1 Del maestro de coro... Yedutún. Salmo. De David.
2 Sólo en Dios encuentro descanso, de él viene mi salvación;
3 sólo él mi roca, mi salvación, mi baluarte; no vacilaré.
4 ¿Hasta cuándo atacaréis a un solo hombre, lo abatiréis, vosotros todos, como a una muralla que cede, como a una pared que se desploma?
5 Sólo proyectan doblez, les seduce la mentira, con la boca bendicen y por dentro maldicen.
6 Sólo en Dios descansaré, de él viene mi esperanza,
7 sólo él mi roca, mi salvación, mi baluarte; no vacilaré.
8 En Dios está mi salvación y mi honor, Dios es mi roca firme y mi refugio.
9 Confiad siempre en él, pueblo suyo; presentad ante él vuestros anhelos. ¡Dios es nuestro refugio!
10 Un soplo son los plebeyos, los notables, pura mentira; puestos juntos en una balanza pesarían menos que un soplo.
11 No confiéis en la opresión, no os atraiga la rapiña; a las riquezas, si aumentan, no apeguéis el corazón.
12 Dios ha hablado una vez, dos veces, lo he oído: que de Dios es el poder,
13 tuyo, Señor, el amor; que tú pagas al hombre conforme a sus obras.

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