Salmo 58 (En liturgia el 57) - El Justo Juicio de Dios

Estamos ante una amonestación severa y viva como conviene a un argumento tan serio como es el de las sentencias injustas.

Los jueces y gobernantes tienen que ser justos porque de lo contrario se convierten en escándalo para el pueblo.

Insiste el salmo en que recuerden que existe un Dios juez al cual tendrán que darle cuentas un día. 

Con tono fulminante se enfrenta el salmista a los jueces injustos y termina recordando a todos que hay un Dios justo que hace justicia en la tierra.

SALMO 58 (En Liturgia 57) - LOS JUICIOS INJUSTOS

1 Del maestro de coro. «No destruyas». De David. A media voz.
2 ¿De verdad, dioses, pronunciáis justicia, juzgáis a los hombres conforme a derecho?
3 No, que cometéis a conciencia injusticias, vuestras manos sopesan violencia en la tierra.
4 Pervertidos están desde el seno los malvados, extraviados desde el vientre los hipócritas;
5 tienen veneno como veneno de serpiente, como el de un áspid sordo que se tapa el oído,
6 que no oye la voz del encantador, del mago experto en encantamientos.
7 Rómpeles, oh Dios, los dientes en la boca, quiébrales, Yahvé, las muelas a los leones.
8 ¡Que se evaporen como agua que pasa, que se pudran como hierba que se pisa,
9 como limaco que se deshace al andar, como aborto que no contempla el sol!
10 ¡Antes de que echen espinas, como la zarza, verde o quemada, los arrebate el torbellino!
11 El honrado se alegrará viendo la venganza, lavará sus pies en la sangre del malvado;
12 dirá la gente: «El honrado cosecha su fruto; sí, hay un Dios que juzga en la tierra».

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