La música como instrumento de fe
*Nota Informativa: Eduardo Escoto
Es innegable que uno de los grandes tesoros culturales de la humanidad reside en la música sacra, expresión artística donde la espiritualidad ha manifestado siempre su aspiración a una perfección que le permita trascender su realidad y expresar con toda dignidad los sentimientos que emanan de su fe.
En la actualidad, uno de los mayores exponentes de este género artístico es el español Valentí Miserachs Grau (Sant Martí Sesgueioles, Barcelona, 1943), quien se desempeña como presidente del Pontificio Istituto di Musica Sacra y maestro de capilla de la Basílica de Santa María la Mayor, en la ciudad de Roma, un puesto que en los últimos tiempos han ocupado figuras de la talla de Refice, Perosi, Casimiri y Bartoluccci.
Miserachs Grau arribó a la capital italiana en 1963 y ha sido allí donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Ha ocupado el puesto de organista de la Capilla Julia de la Basílica de San Pedro y ha impartido cátedra en la Escuela Tomás Luis de Victoria de Roma, en cuya fundación tomó parte.
Ha enseñado también en el Conservatorio de Matera, Italia, y trabaja activamente como director coral y compositor, destacando entre sus muchas piezas sus oratorios Isaia, Beata Virgo María, Mil anys y Pau i Fructuos, la suite Manresana, el poema sinfónico Nadal y Puccinniana, obra orquestal sobre temas de Puccini compuesta para conmemorar el 150 aniversario de su natalicio.
Valentí Miserachs Grau visitará México este mes de febrero con motivo de los conciertos que la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de Toluca brindará con sus composiciones en Toluca, Atlacomulco y Tenacingo.
¿Cómo descubrió su vocación musical? ¿Qué la detonó?
A los seis años ya tocaba el acordeón de mi papá, de oído. Mi primer maestro, Francesc Vives, de mi mismo pueblo, fue fundamental en mi niñez. Después, en Roma, en el Pontificio Instituto de Música Sacra, en los años 1967 y siguientes, el maestro Armando Renzi, inolvidable, me hizo caer en la cuenta de que yo había nacido compositor.
¿Cuántas obras forman su catálogo de composiciones y cuál es el lenguaje o estilo que usted prefiere para trabajar?
Entre oratorios y composiciones de grande respiro, misas, motetes, obras litúrgicas y religiosas en latín y en otras lenguas, obras vocales e instrumentales, etcétera, creo que alcanzo más de mil títulos, pero un catálogo completo todavía no está hecho. Como lenguaje y estilo, aunque mi base es clásica, soy ecléctico por naturaleza, pero creo haber alcanzado una manera mía personal. Es lo que dice cualquiera que escuche mi música.
Usted ha abogado por el regreso del canto gregoriano a su uso litúrgico, que es su verdadero sentido de existencia, y lo hace en un tiempo en que éste parecía ya relegado a ser una pieza de museo. ¿Cómo y por qué ha de revertirse esta situación?
Porque para la música de iglesia, el canto gregoriano en sí mismo y como fuente de inspiración es imprescindible y de una belleza absoluta. El tesoro del canto gregoriano es tal vez el monumento espiritual y artístico mayor de toda la historia. ¿Cómo ha de revertirse la actual situación? Ahí está el problema. Sería necesaria de parte de las autoridades de la Iglesia una voluntad firme y decidida en tal sentido, pero esto no acaba de llegar.
¿Habrá tiempo para que Benedicto XVI concrete al menos en sus cimientos una reforma en el aspecto musical de la liturgia como parecía inminente?
Es lo que se esperaba, como hizo San Pío X con su “motu proprio” pocos meses después de su elección como sumo pontífice. Han pasado ya bastantes años y Benedicto XVI tiene ya su edad respetable y está acosado por muchos problemas y mantiene un ritmo de trabajo increíble. Me parece que ya quedan pocas esperanzas...
En opinión del cardenal Bartolucci, la música sacra se encuentra en una crisis. ¿Considera que la propia Iglesia ha contribuido a debilitar esta manifestación artística?
A partir del Concilio Vaticano II, cuya reforma en el aspecto musical se aplicó con prisas y sin mucho criterio, la unidad litúrgica latino-romana se ha roto en mil pedazos, donde se encuentra lo bueno, lo menos bueno y también lo malo. Sólo el canto gregoriano podría garantizar la recuperación de una unidad fundamental y dar sentido e inspiración “católica” a las nuevas composiciones. Se necesitaría gente bien preparada y que se les hiciera un voto de confianza.
Por último, ¿cuál es la máxima satisfacción que le ha brindado su carrera musical?
Poder poner cantos dignos en los labios del pueblo fiel. Poder ejercer como maestro de capilla de la basílica romana de Santa María la Mayor desde hace ¡40 años! Haber tenido la ocasión de evangelizar a través de mis oratorios y música sacra en general.
En su visita a México, Valentí Miserachs Grau hará un alto en Guadalajara y está previsto que el próximo sábado 19, a las 18:00 horas, oficie una misa en la iglesia de Santa Teresa (Morelos 545), ceremonia que contará con la participación del coro Schola Cantorum Guadalaxarensis interpretando cantos de la tradición gregoriana, como el motete Ecce Panis Angelorum, del propio Miserachs, y un par de composiciones de su director y fundador, Rafael Martín del Campo.
El maestro Martín del Campo, quien fue alumno de Miserachs Grau durante su estancia en el Pontificio de Música Sacra, donde obtuvo los magisterios en dirección coral y canto gregoriano, además de haber colaborado con él en las labores propias de su puesto en Santa María la Mayor, le describe como “un músico y una persona extraordinaria” y recuerda como una gran experiencia durante su estancia en Europa la participación que tuvo en la interpretación del oratorio Beata Virgo María para coro y orquesta bajo la dirección de su autor.
Obviamente, la entrada a la ceremonia del próximo día 19 será libre, pero se recomienda llegar con antelación dadas las dimensiones del recinto.
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