Salmo 37 (En liturgia el 36) - Confiar en el Señor


Este salmo es una reflexión acerca del triste final que espera a los malos y del final feliz que está reservado a los amigos de Dios. 

Está escrito en un estilo muy parecido al del Libro de los Proverbios. Como el bienestar temporal de los malos puede llegar a ser una tentación para aquellos creyentes que desean obtener recompensas inmediatas, por su buen obrar, un anciano que ha visto pasar muchas vidas, explica cómo son los planes de Dios.

La solución de todo está en los secretos planes de la Providencia Divina, que aunque parezca que en el momento presente permite triunfar a los malos y fracasar a los buenos, al final dará a cada uno lo que se haya merecido con sus obras, ya sean buenas, ya sean malas, porque "Dios paga a cada uno según sus obras" (Salmo 62, 13)

Y aquí presenta una verdad de primerísima clase: que Dios siempre obrará en favor de los que lo aman. Esta tiene que ser la base de toda nuestra confianza en El. 

Luego se advierte acerca de un grave peligro: impacientarse porque a los buenos no les va inmediatamente bien y sentir la tentación de imitar a los malos porque a primera visto parece que a ellos les va mejor. 

El salmo exige una condición para los que desean bendiciones divinas; tener una gran esperanza y confianza en Dios. El Señor tiene un plan de salvación y éste no fallará. Por el contrario el que hace el mal sentirá que las maldades que hace se le vuelven contra él mismo. 

La Providencia de Dios tiene señaladas sus intervenciones en la historia y todo llegará inexorablemente conforme al plan que la Sabiduría Divina ha fijado de antemano. El sabio que compuso esta hermosa composición poética termina con un bello consejo: "Confía en el Señor. Apártate del mal y dedícate a obrar el bien"

Nuestro Señor Jesucristo convirtió el versículo 11 de este salmo en una de sus famosas bienaventuranzas: "Dichosos los que sufren con paciencia, porque ellos poseerán la tierra" (Mt. 5, 5).

SALMO 37 (En Liturgia 36) - EL FINAL DE LOS BUENOS Y EL DE LOS MALOS
No te acalores por causa de los malos, no envidies a los que hacen injusticia.
Pues aridecen presto como el heno, como la hierba tierna se marchitan.

Ten confianza en Yahveh y obra el bien, vive en la tierra y crece en paz,
ten tus delicias en Yahveh, y te dará lo que pida tu corazón.
Pon tu suerte en Yahveh, confía en él, que él obrará;
hará brillar como la luz tu justicia, y tu derecho igual que el mediodía.

Vive en calma ante Yahveh, espera en él, no te acalores contra el que prospera, contra el hombre que urde intrigas.

Desiste de la cólera y abandona el enojo,no te acalores, que es peor;
pues serán extirpados los malvados, mas los que esperan en Yahveh poseerán la tierra.

Un poco más, y no hay impío, buscas su lugar y ya no está;
mas poseerán la tierra los humildes, y gozarán de inmensa paz.
El impío maquina contra el justo, rechinan sus dientes contra él;
el Señor de él se ríe, porque ve llegar su día.

Desenvainan la espada los impíos, tienden el arco, para abatir al mísero y al pobre, para matar a los rectos de conducta;
su espada entrará en su propio corazón, y sus arcos serán rotos.

Lo poco del justo vale más que la mucha abundancia del impío;
pues los brazos de los impíos serán rotos, mientras que a los justos los sostiene Yahveh.
Yahveh conoce los días de los íntegros, su herencia será eterna;
no serán confundidos en tiempo de desgracia, en días de penuria gozarán de hartura.

Perecerán, en cambio, los impíos, los enemigos de Yahveh; se esfumarán como
el ornato de los prados, en humo se desvanecerán.
Toma el impío prestado y no devuelve, mas el justo es compasivo y da;
los que él bendice poseerán la tierra,los que él maldice serán exterminados.

De Yahveh penden los pasos del hombre, firmes son y su camino le complace;
aunque caiga, no se queda postrado, porque Yahveh la mano le sostiene.

Fui joven, ya soy viejo, nunca vi al justo abandonado, ni a su linaje mendigando el pan.
En todo tiempo es compasivo y presta, su estirpe vivirá en bendición.

Apártate del mal y obra el bien, tendrás para siempre una morada;
porque Yahveh ama lo que es justo y no abandona a sus amigos. Los malvados serán por siempre exterminados, la estirpe de los impíos cercenada;
los justos poseerán la tierra, y habitarán en ella para siempre.

La boca del justo sabiduría susurra, su lengua habla rectitud;
la ley de su Dios está en su corazón, sus pasos no vacilan.
Espía el impío al justo, y busca darle muerte;
en su mano Yahveh no le abandona, ni deja condenarle al ser juzgado.

Espera en Yahveh y guarda su camino, él te exaltará a la herencia de la tierra, el exterminio de los impíos verás.
He visto al impío muy arrogante empinarse como un cedro del Líbano;
pasé de nuevo y ya no estaba, le busqué y no se le encontró.

Observa al perfecto, mira al íntegro: hay descendencia para el hombre de paz;
pero los rebeldes serán a una aniquilados, y la posteridad de los impíos extirpada.
La salvación de los justos viene de Yahveh, él su refugio en tiempo de angustia;
Yahveh los ayuda y los libera, de los impíos él los libra, los salva porque a él se acogen.

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